Una deuda es una obligación que una persona o una entidad tiene que reintegrar o satisfacer. Por lo general refiere a una obligación económica que se paga con dinero, aunque también puede tratarse de una obligación moral. Lo interno, por su parte, es aquello que pertenece al interior de algo (es decir, a lo que se encuentra dentro).
La idea de deuda interna, en este marco, se refiere a la porción de la deuda pública de una nación cuyos acreedores son ciudadanos de esa misma nación. El resto de la deuda pública se constituye por la deuda externa (los acreedores, en ese caso, son extranjeros).
Veamos un ejemplo simple para comprender qué es la deuda interna. Un país X tiene una deuda pública de 100 millones de pesos. De ese total, 40 millones corresponden a acreedores internos (ciudadanos del país X), mientras que 60 millones pertenecen a acreedores externos (ciudadanos de otros países). La deuda interna del país X, por lo tanto, es de 40 millones de pesos, mientras que su deuda externa es de 60 millones.
La deuda interna muchas veces se compone de bonos y de otros valores que el Estado coloca en el mercado interno. Si el Estado emite bonos por 10 millones de pesos que adquieren inversos nacionales, ese monto pasa a formar parte de su deuda interna, ya que en el plazo acordado deberá desembolsar ese dinero más los intereses correspondientes.
En todos los casos, las cifras que se asocian a estos conceptos son considerablemente altas, dado el coste que pueden alcanzar las necesidades de un país.
Si bien este concepto puede parecer poco complejo a simple vista, tanto las variables que articula como su repercusión en la economía de un país lo convierten en un tema de suma importancia, que debe ser estudiado en profundidad para llegar a comprender su alcance. Además de su definición general, existe al menos una subclasificación que da lugar a dos alternativas: la deuda interna bruta y la deuda interna neta, las cuales pueden resultar más adecuadas como herramienta para medir el pasivo de un país, según el caso.
Con respecto a la deuda interna bruta, podemos decir que se trata del monto total de los créditos que aún no han sido abonados, que han de ser pagados y satisfacidos en un plazo previamente establecido (esto puede expresarse mediante el adjetivo pagadero: «créditos pagaderos») en el mismo país al sector público no financiero, con denominación en moneda nacional y extranjera.
Dicho en otras palabras, la deuda interna bruta es el total de dinero que un gobierno adeuda, sin incluir en la ecuación otros aspectos de la deuda financiera, como pueden ser los activos. Sencillamente, es el monto total que una nación se debe a sí misma (cabe mencionar que también podría hablarse de deuda externa bruta, aunque en tal caso la deuda sería con una nación extranjera).
Por otro lado tenemos la deuda interna neta; para definirla debemos partir de la bruta y restarle el total de las obligaciones que el sistema bancario tiene para con el Sector Público. Esto nos ayuda a entender que la deuda neta suela ser menor que la bruta. Entre los activos comunes que debemos restar para dar con este valor se encuentran los instrumentos de deuda, seguros, préstamos, los valores en oro, algunos rubros de cuentas por cobrar y las pensiones.
La idea de deuda interna también suele emplearse en sentido simbólico para aludir a aquellas problemáticas que sufren los habitantes de un país y que los gobiernos no logran resolver: “El analfabetismo es una deuda interna que arrastramos desde hace décadas”, “La falta de hospitales de alta complejidad en el norte era una deuda interna: por eso invertimos millones de pesos para saldarla”.