Diferencia es la cualidad que permite que algo se distinga de otra cosa. El término, que procede del latín differentia, puede utilizarse para nombrar a la variedad de cosas de una misma especie.
Por ejemplo: «La principal diferencia entre ambos modelos es que el primer automóvil consume más combustible», «Más allá del precio, resulta muy difícil hallar diferencias entre estos dos teléfonos, lo que prueba su poca autenticidad», «No hay diferencia entre ir a hacer las compras ahora o después de almorzar».
Cómo se advierten las diferencias
La diferencia, por lo tanto, es lo contrario a la igualdad o la semejanza. A mayor cantidad de características o cualidades que no son compartidas, mayor diferencia. En otras palabras: dos cosas o dos personas muy parecidas presentan escasas diferencias.
Las diferencias pueden notarse a través de los sentidos (objetos que son diferentes a la vista, el tacto, etc.) o ser advertidas por cuestiones simbólicas (dos gemelos pueden ser muy diferentes si uno muestra un carácter tranquilo y el otro resulta inquieto).
En otro sentido, se conoce como diferencia al disenso, oposición o controversia entre dos o más personas: «El entrenador ha presentado su renuncia indeclinable por diferencias con el capitán del equipo», «El tema suscitó una gran diferencia entre los directivos de la empresa», «Nos llevamos muy bien como pareja ya no que tenemos demasiadas diferencias».
La riqueza de la diversidad
Las diferencias de carácter o de gustos no necesariamente repercuten negativamente en una relación interpersonal. Es imposible anticipar el resultado del acercamiento de dos extraños, dado que existen quienes buscan sentirse complementados por las características del otro, así como aquellos que no desean lidiar con las asperezas que a veces se dan entre dos personalidades opuestas.
A nivel cultural, las diferencias pueden aportarnos mucha riqueza. Partiendo de los aspectos más evidentes, como son los rasgos físicos y el idioma, existe una gran variedad de personas en el mundo y cada individuo se crea una realidad en la que se siente cómodo, que representa para él lo normal. Sin embargo, al adentrarse en los límites de una realidad ajena, tiene la posibilidad de contrastar sus creencias y sus costumbres con otras, potencialmente opuestas, y de reforzar las propias o bien adoptar las nuevas.
A pesar de los esfuerzos de la sociedad por crear grupos de personas incapaces de decidir por ellas mismas, todos y cada uno de nosotros cuenta con una combinación única de rasgos, tanto físicos como mentales. Cada vez que un individuo se apoya en sus diferencias para potenciar su talento, nace un genio, alguien que trasciende y que, sin importar cuantos intenten imitarlo, nunca se pierde en la multitud.
La expresión «marcar la diferencia»
La expresión «marcar la diferencia» se refiere a esforzarse por mostrar un rasgo particular a la hora de hacer pública una acción o una creación. Esto suele aplicarse en el ámbito empresarial, especialmente cuando se trata de productos o servicios que encuentran mucha competencia en el mercado. En tales casos, el éxito de cada uno gira en torno a esas características que los hagan únicos, a aquellos aspectos que los diferencien de los demás.
Lamentablemente, es también posible valerse de dicha expresión para hablar de las buenas acciones, de los actos de absoluta entrega que realizan ciertas personas cuando ayudan a las víctimas de una catástrofe natural, o de una guerra, o cuando rescantan animales de las garras de otros seres humanos y les brindan la vida que se merecen. Hemos hecho y continuamos haciendo tanto daño a nuestros semejantes que tener compasión por los demás se ha convertido en un fenómeno poco común, capaz de marcar la diferencia.
El concepto en las matemáticas
Para la matemática, la diferencia es el resultado de la resta o sustracción (una de las operaciones básicas de la aritmética).
La resta consiste en quitar una cierta cantidad (el sustraendo) de una cifra (el minuendo). La cantidad resultante es la diferencia.