El dinero es un medio de intercambio, por lo general en forma de billetes y monedas, que es aceptado por una sociedad para el pago de bienes, servicios y todo tipo de obligaciones. Su origen etimológico nos lleva al vocablo latino denarius, que era el nombre de la moneda que utilizaban los romanos.
El dinero cumple con tres características básicas: se trata de un medio de intercambio, que es fácil de almacenar y transportar; es una unidad contable, ya que permite medir y comparar el valor de productos y servicios que son muy distintos entre sí; y es un refugio de valor, que posibilita el ahorro.
El dinero y el comercio
El desarrollo del dinero permitió la expansión del comercio a gran escala. En la antigüedad, el trueque era el sistema comercial por excelencia: se intercambiaban los productos entre sí (manzanas por trigo, vacas por maíz, etc.), lo que dificultaba la fijación del valor y el transporte. En cambio, con el dinero, el comercio se simplificó.
Cabe destacar que el valor del dinero no se encuentra en el papel del billete o el metal de la moneda específica, sino que surge a partir del aval y la certificación de la entidad emisora (como el Banco Central). Es importante tener en cuenta que el dinero funciona por un pacto social (es aceptado por todos los integrantes de la sociedad).
En la actualidad, el dinero puede crearse de acuerdo a dos procedimientos: el dinero legal, que es aquel creado por el Banco Central a través de la impresión de billetes y la acuñación de monedas, y el dinero bancario, desarrollado por los bancos privados mediante anotaciones en las cuentas de los usuarios.
Valor abstracto
En nuestra era el dinero ha cobrado una importancia nunca antes imaginada; hemos llegado a un punto de dependencia absoluta de él, de modo que sin él no es posible vivir en sociedad. Lamentablemente esta tendencia sólo parece consolidarse con el correr de los años y trae encadenada una pérdida absoluta de los valores morales y sobre todo el sentido de pertenencia con nuestros pares. Tal es así, que hemos dejado de confiar en la hospitalidad y de brindarla, porque sin dinero no puede obtenerse nada.
Muchas personas aseguran que el dinero es una especie de dios y no están tan erradas. El ser humano ha aprendido a depender tanto de él que incluso es capaz de dejar de lado sus principios con tal de obtener más dinero, puede robar, matar, abandonar, etc. Además, se ha construido un sistema en el que la palabra necesidad ha sido muy manoseada y en esa clasificación han entrado bienes que claramente no son de primera necesidad.
El peligro de la dependencia del dinero
De todas formas, algunas personas que son verdaderamente conscientes del daño que esta dependencia absoluta del dinero provoca intentan salirse del sistema, promoviendo actividades comunitarias que puedan colaborar con mejorar la calidad de vida de todos los habitantes y sobre todo motivar a la gente a relacionarse y preocuparse por las necesidades de los otros. Además el trueque se está poniendo nuevamente de moda y permite que las personas intercambien ciertos objetos que ya no le hacen falta por otros que sí necesita. De este modo, no hay objetos arrumbados en un desván y las personas pueden obtener aquéllo que les hace falta aun si no tienen dinero para adquirirlas.
Es importante señalar por último que la dependencia del dinero no sólo provoca los problemas ya explicados sino que además tiene una consecuencia mayor, la infelicidad (que se ha vuelto moneda corriente en nuestras sociedades). La gente que no puede alcanzar sus expectativas salariales o que no tiene acceso a aquellas cosas que desea, se siente frustrada, desanimada y triste y esto hace que pierda el incentivo para trabajar y vivir.