Disidente es quien diside. Disidir, por su parte, es separarse de una doctrina, creencia o conducta común.
El concepto suele utilizarse con connotación política para nombrar a la persona que decide separarse de la comunidad o del partido del que formaba parte. El disidente deja de reconocer la legitimidad de la autoridad a la cual debía sometimiento.
Uno de los usos más frecuentes del término aparece en los regímenes totalitarios para hacer referencia a aquellos que ejercen una oposición al sistema político y social imperante. Los disidentes suelen ser perseguidos, censurados, encarcelados, torturados e incluso fusilados por las autoridades.
Disidentes cubanos
En Cuba, se considera disidentes a aquellos que se oponen a la Revolución Socialista y al régimen establecido en 1959. Es imposible realizar una definición precisa de la noción, ya que la calificación de la disidencia depende de quien la haga. Para el gobierno cubano, los disidentes son empleados de la CIA y de otros organismos norteamericanos, que reciben dinero para ejercer la oposición y que representan un peligro para la sociedad. En el otro extremo, muchos consideran a los disidentes cubanos como defensores de los derechos humanos y de la libertad de expresión.
La filóloga, periodista y blogger Yoani Sánchez y el psicólogo y periodista Guillermo Fariñas Hernández son actualmente algunos de los disidentes cubanos más conocidos del mundo.
El concepto en la Unión Soviética y en China
Los disidentes soviéticos, por otra parte, eran los opositores al régimen de la Unión Soviética. Por lo general se trataba de ciudadanos que apelaban a los medios no violentos y que organizaban distintos tipos de protestas, pese a que muchos fueron confinados a centros de detención y deportados.
En China, no se tolera ningún movimiento que ponga en duda la efectividad y la rectitud del sistema de partido único; todo disidente que se manifieste públicamente puede pagar con duros castigos, incluyendo la detención arbitraria, el encarcelamiento, las torturas psicológicas y físicas y el hostigamiento. Sin embargo, cabe mencionar que se trata de un país que lucha por avanzar y abandonar la represión; en los últimos tiempos, son cada vez más comunes las huelgas de trabajadores, las investigaciones periodísticas de actos de corrupción y la invocación a los derechos humanos en la corte.
El derecho a la resistencia de los disidentes
Las consecuencias de la disidencia en ciertos países son brutales; pero, como en toda situación extrema provocada por el ser humano y su mala interpretación del concepto de libertad, surgen actos heroicos de personas que se atreven a enfrentarse a los grandes monstruos, poniendo en riesgo sus vidas para resolver problemas que afectan a toda una población, o al mundo entero.
Un concepto muy relacionado con la disidencia política es el derecho a la resistencia, el cual se reconoce a cualquier pueblo que se vea sometido a un gobierno no democrático (de origen ilegítimo), o bien a una democracia que haya caído en la corrupción extrema, y consiste en brindarle la posibilidad de derrocarlo y reemplazarlo por uno legítimo, valiéndose de cuantos recursos sean necesarios, llegando incluso a usar la fuerza.
Este derecho de derrocar a los tiranos se puede apreciar en la Edad Antigua, con casos en los cuales se llegó a causar su muerte. Platón cubrió este fenómeno de tiranía y el derecho de los ciudadanos a exigir que se los respetase, y no fueron pocos los autores que siguieron sus pasos desde entonces.
Diversos documentos de gran importancia para la humanidad han hecho referencia a este derecho: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, uno de los pilares de la Revolución francesa, lo incluye de forma expresa; por otro lado, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos la menciona implícitamente cuando señala que «el pueblo tiene el derecho a reformar una forma de gobierno destructora y a instituir una nueva basada en los principios de la búsqueda de la felicidad, la libertad y la vida».