La economía solidaria impulsa el empoderamiento comunitario.
La economía solidaria es un modelo de organización productiva basado en las necesidades de las personas. A diferencia del sistema tradicional que privilegia el capital, en este caso las actividades económicas se basan en la solidaridad, la autogestión, la igualdad, el cuidado del medio ambiente y otros principios.
Antes de avanzar con la definición, es importante centrarse en los dos términos que componen el concepto. La economía es la disciplina científica que analiza cómo lograr la satisfacción de las necesidades humanas empleando recursos que son escasos. La noción también alude al conjunto de las actividades y los bienes que constituyen la riqueza de una sociedad o una persona.
El adjetivo solidario, en tanto, refiere a la adhesión a la causa de otros. La idea de solidaridad puede asociarse al compañerismo, el favor o la ayuda; en el lenguaje coloquial, se entiende que ser solidario consiste en cooperar con los demás, especialmente con quienes tienen menos recursos.
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ResumenCaracterísticas de la economía solidaria
La economía solidaria es un modo de producción y consumo que gira en torno al ser humano. Su finalidad es favorecer el desarrollo sostenible sin explotación ni alienación de los trabajadores y con consumidores que puedan hacer valer sus derechos.
Quienes impulsan la economía solidaria consideran que el modelo capitalista predominante trae como consecuencias un deterioro de la calidad de vida de millones de individuos y un serio daño al medio ambiente. Por lo tanto, proponen una vía alternativa que propicie un desarrollo económico sustentable y justo, capaz de eliminar o al menos reducir problemáticas sociales como la desocupación, la pobreza, la violencia y la degradación medioambiental.
Es habitual que se vincule la economía solidaria con la economía social, que surgió en el siglo XVIII a partir del cooperativismo y fue expandida por los movimientos obreros. En el caso de la economía solidaria, incluye además una voluntad de transformación social. Economía del bien común, economía circular y economía colaborativa son otras nociones relacionadas.
Lo que propone la economía solidaria, en definitiva, es el establecimiento de un equilibrio entre la economía, los seres humanos y el planeta. Se busca la generación de riqueza pero fomentando el empoderamiento de las personas y sin atentar contra la ecología.
Los movimientos antiglobalización suelen promover la economía solidaria.
Sus principios
De acuerdo a las Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) de España, la economía solidaria se basa en seis principios:
- Equidad: Propone relaciones horizontales con integración de la diversidad, considerando la igualdad de condiciones y oportunidades con una distribución justa de los recursos, las obligaciones y las responsabilidades. En este contexto, se busca que ningún individuo esté sometido a la explotación o la dominación.
- Cooperación: El apoyo mutuo para la autoorganización y la búsqueda del bien común son pilares de la economía solidaria. La horizontalidad y la democracia directa en la toma de decisiones, el trabajo colaborativo, el diseño de estrategias colectivas y el funcionamiento en red deben ser contemplados.
- Trabajo digno: Considera que el trabajo es aquello que posibilita el sostenimiento de la vida. Debe tratarse de una actividad que esté al servicio de las necesidades de la comunidad y enfocada al desarrollo de las capacidades. El equilibrio salarial y la participación en la propiedad de los medios de producción están entre los preceptos a tener en cuenta.
- Reparto justo de la riqueza: Se entiende por riqueza a los diversos elementos naturales, culturales, sociales y materiales que hacen posible que una comunidad atienda las necesidades de sus miembros tanto en el presente como en el futuro. Tiene que establecerse una estrategia colectiva que posibilite su producción, conservación y distribución de una forma justa. Las finanzas éticas y el comercio justo están entre las herramientas que aportan a este fin.
- Compromiso con el entorno: Incentiva la articulación entre los múltiples actores que forman parte del tejido socioeconómico para la construcción de alianzas y propuestas comunitarias. Se fomenta un compromiso con la diversidad y con la cultura local y se estimula el consumo responsable.
- Sostenibilidad ambiental: Postula que la naturaleza es sujeto de derechos y contempla los límites físicos y biológicos del planeta. Por eso impulsa el decrecimiento de la extracción de recursos naturales y el uso de energías renovables y rechaza la sobreexplotación agrícola para la protección del medio ambiente.
La economía solidaria requiere inversiones socialmente responsables.
Ejemplos de economía solidaria
Los bancos cooperativos son un ejemplo de economía solidaria: sus socios son propietarios y, a su vez, clientes. Ese es el caso del Banco Credicoop en Argentina, una cooperativa sin ánimo de lucro donde cada asociado cuenta con un voto. La entidad se orienta a brindar servicios a personas y a pequeñas y medianas empresas (pymes) y además lleva a cabo una importante actividad cultural y educativa.
La entidades que brindan microcréditos para emprendimientos sociales y favorecen la inclusión financiera también son un ejemplo de economía solidaria. Puede nombrarse como referencia al Banco Grameen que fundó Muhammad Yunus en 1976, cuando ideó un sistema de créditos para pobladores rurales que no tenían acceso a los bancos tradicionales.
Pensemos ahora en los emprendimientos familiares o comunitarios de agricultura ecológica. Este tipo de iniciativas contribuyen a la soberanía alimentaria y a la reducción de la pobreza. Por sus características, incluso ayudan a minimizar la huella de carbono.
El turismo responsable, asimismo, se enmarca en la economía solidaria. Los viajeros que consumen en mercados locales y adoptan conductas que no afectan al patrimonio comunal favorecen el desarrollo local sin comprometer el futuro de los pueblos que visitan.
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