Del latín aequanĭmis, ecuánime es un adjetivo que permite nombrar a aquel que tiene ecuanimidad. Este término, por su parte, hace referencia a la imparcialidad de juicio y a la igualdad y constancia de ánimo.
Lo ecuánime, por lo tanto, está vinculado a lo justo. La justicia es lo que debe hacerse de acuerdo a la equidad, la razón y el derecho. Las cuestiones ecuánimes y justas surgen de un consenso social que determina qué es bueno y qué es malo y son codificadas a partir de normativas escritas aplicadas por los jueces.
En este sentido tenemos que dejar patente que es habitual que se hable de jueces ecuánimes. Y es que se considera que dicho profesional de la justicia debe contar con la citada cualidad para poder conseguir que las sentencias que dicte sean fruto de un razonamiento y de un análisis de pruebas y testimonios, y no una decisión sesgada por diversos motivos o prejuicios.
Partiendo de todos y cada uno de los razonamientos y matices realizados tenemos que exponer que para muchos el término ecuánime ejerce como sinónimo de otros conceptos tales como imparcial, ponderado, equitativo, recto, sereno o juicioso.
Es fundamental establecer además que se considera que alguien para conseguir poseer esa cualidad de ecuanimidad es básico que cuente con otra serie de valores que le ayudarán a lograrla. Entre los mismos podríamos destacar la tolerancia, la compasión, la serenidad e incluso la comprensión.
Se considera que toda persona que cuenta con aquella tiene una serie de importantes ventajas tanto para su desarrollo individual como para su proyección social e incluso para su futuro. En concreto, entre las mismas se establece que gracias a aquella se consigue la paz interior y también una clara visión de las cosas, situaciones y personas que nos rodean.
Todo ello sin olvidar tampoco que todo individuo que sea ecuánime tendrá la capacidad para no juzgar precipitadamente a nadie, que contará con una libertad que le hará que esté abierto a nuevas situaciones y también que evitará no ser controlado por nada ni por nadie.
El derecho, por otra parte, constituye el orden normativo que permite regular la conducta de los seres humanos en sociedad y que se basa en lo que está conforme a las reglas. El derecho apela a la ecuanimidad y la justicia para resolver los conflictos sociales.
En un juicio, un fallo ecuánime es aquel que castiga a los culpables para reparar el daño que causaron a una víctima mientras absuelve a los inocentes. Este tipo de fallos permiten afirmar que “se hizo justicia” en el caso (es decir, la justicia fue aplicada por medio de la ley).
Un periodista ecuánime, por ejemplo, es el comunicador que, a la hora de redactar un artículo o producir un informe, consulta a distintas fuentes y vuelca en su trabajo las diferentes opiniones. De esta forma, la ecuanimidad está garantizada al incluir puntos de vista divergentes, ya que no se centra la información en una única versión de los hechos en cuestión.