Del latín exsecutio, el término ejecución permite nombrar a la acción y efecto de ejecutar. Este verbo tiene varios significados: poner por obra algo, desempeñar algo con facilidad, tocar una pieza musical, ajusticiar, reclamar una deuda por un procedimiento ejecutivo o, en informática, realizar las operaciones que son especificadas por un programa.
Una ejecución puede ser, por lo tanto, una acción que se concreta. Por ejemplo: «Di una orden y quiero ver su ejecución», «La ejecución no puede producirse tres días después de que se haya realizado el pedido», «Martínez se equivocó en la ejecución del penal y su equipo no pudo empatar el partido».
En el arte, la ejecución está vinculada a la manera de hacer algo: «La ejecución del pianista fue fenomenal: el público lo aplaudió de pie durante varios minutos», «La idea del escultor parecía interesante, pero al ver la obra finalizada, quedó la sensación de que falló en la ejecución».
La ejecución como procedimiento judicial
En el ámbito del derecho y la justicia, el concepto de ejecución tiene dos grandes usos.
Por un lado, este concepto puede referirse a un procedimiento judicial con embargo y venta de bienes para lograr el pago de deudas: «Ya nada ni nadie puede impedir la ejecución: vamos a tener que dejar la casa», «El intendente prometió que detendrá las ejecuciones que afecten a los deudores hipotecarios».
Condena a muerte
Por otra parte, ejecución hace referencia a dar muerte a un condenado: «La ejecución del dictador iraquí se llevó a cabo pese a las protestas de miles de personas», «Hace unas horas se concretó la ejecución del asesino serial de Texas, quien fue ajusticiado con una inyección letal».
En este sentido, se habla de ejecución cuando, después de un procedimiento legal, se le quita la vida a un individuo porque es la única alternativa que encuentra la justicia de realizarse adecuadamente. Esta forma de entender la justicia es absolutamente estricta y autoritaria. Intenta afirmarse en una arbitrariedad peligrosa, de la que muchas veces son víctimas personas que no han cometido el delito por el que se las está ejecutando.
Con respecto a este tema se han escrito muchísimas obras literarias. Una de ellas es la publicada por Víctor Hugo, «El último día de un condenado a muerte». Una espeluznante narración donde se nos muestra la humanidad detrás del individuo que es llevado al cadalso.
Ejecución extrajudicial
En esta misma acepción, el término también puede hacer referencia a un acto ilegal. Se llama ejecución extrajudicial y se refiere a un asesinato perpetuado por un gobierno o persona con una cierta autoridad que se lleva a cabo al margen de la ley, desatendiendo los derechos de los ciudadanos y sin esperar la aprobación jurídica.
En esta clase de asesinatos se encuentran los cometidos por los diversos gobiernos anticonstitucionales, como las dictaduras que gobernaron en varios países latinoamericanos a lo largo del tiempo.
De lo legal a lo ilegal
Es curioso pensar que la línea que divide los actos constitucionales de los llevados a cabo al margen de la ley sea tan difusa y que un mismo concepto pueda ser utilizado en ambos casos. En este punto cabría preguntarse si realmente el ser humano tiene derecho a quitarle la vida a otro individuo, más allá de sus acciones o delitos cometidos.
No sólo por lo que respecta a la posibilidad de equívoco, irrefutable en el ser humano, sino también por lo que tiene que ver con el derecho de todos los seres vivos a escoger por la vida. Seguramente la solución no es liberar a los delincuentes, pero sí permitirles optar por escoger su propia condena.