Se denomina empleabilidad al conjunto de las capacidades y los talentos que hacen que un individuo esté en condiciones de conseguir y mantener un trabajo. La noción también se refiere a aquello que le permite a un sujeto crecer y desarrollarse en el ámbito laboral.
El potencial
Puede decirse que la empleabilidad es el potencial de una persona. Gracias a su empleabilidad, un ser humano tiene más o menos chances de ser contratado por una compañía y, una vez en ella, de progresar o luego de pasar a otra empresa que le ofrezca mejores condiciones.
La empleabilidad, por otro lado, se vincula a la adaptación. Con el paso del tiempo, las demandas y las necesidades del mercado de trabajo van mutando, obligando a los trabajadores a adecuarse a las nuevas realidades. Por eso la empleabilidad implica la actualización constante de conocimientos y aptitudes.
Componentes de la empleabilidad
La formación, tanto académica como práctica, es un elemento central de la empleabilidad: los hombres y las mujeres que desean avanzar profesionalmente tienen que contar con los saberes necesarios para trabajar con éxito. De todos modos, la empleabilidad además contempla otros atributos, como el modo de relacionarse con los compañeros, la facilidad para trabajar en equipo, la responsabilidad y la resiliencia, por ejemplo.
Otro de los componentes de la empleabilidad es la experiencia profesional, aunque ésta no podemos forzarla ni adquirirla en poco tiempo. A diferencia de la formación, ésta surge de manera natural a través del uso que demos a nuestros conocimientos. Por ello es importante dar con un ambiente de trabajo que valore nuestro esfuerzo y nos impulse a crecer en todos los aspectos posibles.
En este marco también debemos mencionar la actitud, que se refleja en la energía con la que llegamos a la oficina, realizamos nuestras tareas, nos comunicamos con nuestros superiores y nuestros compañeros y también en la frecuencia con la que damos nuestra opinión acerca de los temas relevantes de la empresa.
Externa e interna
Es interesante señalar que hay quienes diferencian entre la empleabilidad externa y la empleabilidad interna. La empleabilidad externa se asocia a las habilidades que requiere el mercado laboral en general, mientras que la empleabilidad interna se relaciona a las habilidades específicas que demanda la empresa donde trabaja el empleado.
Esto nos indica que la preparación de cada persona con vistas a conseguir un puesto profesional debe ser muy flexible. En primer lugar, una vez que hemos identificado nuestra vocación, tenemos la opción de formarnos académicamente, es decir asistiendo a una facultad o centro de formación terciaria, o bien podemos estudiar por nuestra cuenta, para convertirnos en profesionales autodidactas. El segundo camino puede presentar más dificultades a la hora de postularnos para ciertos puestos de trabajo, pero las empresas que valoran las habilidades y el talento más que los títulos nos darán una oportunidad.
En este marco, pesa la empleabilidad externa, ya que nuestra formación inicial debe orientarse a las demandas del mercado en general. Esto podemos darlo por sentado en una academia, ya que los programas educativos se actualizan para mantenerse en sintonía con los requisitos de las empresas, pero a la hora de estudiar por cuenta propia no debemos perder de vista este aspecto, escogiendo siempre el material más actualizado y consultando con personas que ya trabajen en el campo que nos interesa.
La empleabilidad interna puede ser un umbral difícil de atravesar al principio, porque a pesar de toda nuestra formación, de habernos preparado para satisfacer las necesidades del mercado actual, cada puesto de trabajo puede exigirnos habilidades o conocimientos específicos que resulten nuevos para nosotros. Es ése el primer punto en el cual nos ponen a prueba para ver si somos capaces de adaptarnos a nuestro entorno y salir airosos de los desafíos, como buenos profesionales resilientes.