Escanciar alude al acto de servir sidra, vino u otra bebida, según indica el diccionario de la Real Academia Española (RAE). Sin embargo, el concepto suele emplearse específicamente con referencia a tirar o echar la bebida desde una cierta altura.
La etimología de escanciar nos lleva al vocablo gótico skankjan, que puede traducirse como «servir bebida». Dicho término, a su vez, está vinculado al alemán schenken.
Efectos de escanciar sidra
Al escanciar, se logra que los precursores aromáticos se volatilicen. Las burbujas que se generan arrastran el aroma y favorecen su llegada a la nariz. Por esta particularidad, se sugiere escanciar la sidra en un vaso ancho y beberla de un solo trago.
La acción de escanciar también permite resaltar las propiedades organolépticas de la sidra. Cuando el líquido cae varios centímetros e impacta contra el vaso, el gas carbónico se agita y esa emulsión hace que el aroma se realce. Por lo tanto, los especialistas recomiendan escanciar la sidra y beberla inmediatamente antes de que el efecto se pierda.
Escanciado en Asturias
En Asturias, el escanciado se considera un arte y hasta existen concursos para premiar a aquel que demuestra mayor destreza al aplicar la técnica. Una de las claves al escanciar es que la sidra impacte contra el borde del vaso y que luego el vaso sea acercado al chorro, y no al revés.
Se conoce como culín al contenido que se deposita en el vaso después de escanciar la sidra. Cada botella debe permitir servir entre cinco y seis culines, de acuerdo a los expertos en sidra asturiana.
Propiedades organolépticas
Las propiedades organolépticas son las descripciones de los aspectos físicos de la materia, de acuerdo al modo en que podamos percibirlos por medio de nuestros sentidos. Las más comunes son la textura, el color, el olor, la temperatura, el sonido y el sabor. Si bien su estudio se aplica a diferentes ámbitos, incluyendo la construcción de edificios, en este caso nos centraremos en la alimentación. Nótese que se aplica especialmente en cualquier rama científica en la cual sea normal comenzar por una evaluación de la materia sin hacer uso de herramientas de medición.
Analizar un alimento a nivel de laboratorio comienza por el estudio de las propiedades organolépticas, incluso antes de pasar a la observación de cuestiones como sus aportes energéticos y nutricionales, entre otros aspectos químicos y físicos. En el día a día, incluso las personas ajenas al mundo de la ciencia podemos aprovechar algunas de estas características para saber si un alimento se encuentra en buen estado: lo olemos, prestamos atención a su color o a su consistencia, por ejemplo, para saber si se ha descompuesto.
Escanciador
Un escanciador es la persona que lleva a cabo la acción de escanciar la sidra o el dispositivo que sirve para realizarla. Este último puede ser eléctrico o mecánico y fabricarse en materiales tan diferentes como plástico, latón, porcelana o madera, entre otros.
El escanciador eléctrico nos da la posibilidad de escanciar la sidra de forma automática. Consta de una base en la cual se deposita el vaso y una bomba que absorbe el líquido. El sistema se alimenta mediante el uso de baterías recargables y ofrece al usuario un pulsador para dar comienzo al proceso.
El escanciador mecánico es de operación manual, de manera que el usuario tiene que manipularlo constantemente desde el comienzo hasta el final para bombear el líquido desde la botella. Casi todos los modelos más usados de este tipo de escanciador se fijan a la pared y se fabrican en madera. También se puede usar un tapón escanciador, que sirve para regular la dirección y el caudal del líquido.