La escenografía es el arte de realizar decoraciones escénicas. El término, que tiene su origen en un vocablo griego, también permite nombrar al conjunto de los decorados que se utilizan en una representación escénica.
Por ejemplo: «Lo mejor de esta obra es su escenografía, que logra crear un clima sombrío y atemorizante», «Mi tía se encargó de desarrollar la escenografía que se está utilizando actualmente en el Teatro del Sol», «Un problema con la escenografía obligó a retrasar la función, generando quejas por parte del público».
Componentes de la escenografía
La escenografía está compuesta por aquellos elementos visuales que forman parte de la escenificación, como el decorado, los accesorios y la iluminación.
Es importante tener en cuenta que la escenografía no sólo existe en el teatro: el cine y la televisión también tienen escenografía. Esto se puede apreciar incluso en aquellos programas de TV que no son de ficción, tales como un noticiero o un talk show.
Evolución histórica
Los orígenes de la escenografía se remontan al teatro de la Antigua Grecia. Pero los griegos, cuya civilización ha influido considerablemente en campos tan diversos como la lengua, la política, la educación y las artes, fueron un paso más allá: desarrollaron un artefacto denominado periacto, que era capaz de alternar las decoraciones según la necesidad de cada escena.
Durante años, el método más habitual para cambiar u ocultar escenografías fue el despliegue de un telón de fondo. Actualmente, sin embargo, son muy frecuentes los paneles y las paredes.
La importancia de la escenografía
La escenografía de una obra teatral juega un papel muy importante, incluso para aquellos que dicen posar su atención exclusivamente sobre los actores y los músicos (dependiendo del tipo de representación). El secreto no se encuentra en la abundancia, ni en la atención al detalle o en la calidad de los materiales, sino en la validez que cada elemento parezca tener dentro del contexto de la dramatización.
Es importante señalar que los estudiantes de teatro suelen prepararse intensivamente para ser capaces de representar una obra entera sin decorado, sin utilería; los buenos actores pueden hacer creer a su público que hay puertas, muebles y ventanas donde no las hay. Esto resulta esencial a la hora de encarar una vida profesional en el mundo de las artes escénicas, pero no solamente para afrontar los bajos presupuestos, sino para saber aprovechar los símbolos que se esconden detrás de cada objeto, para manipularlos de acuerdo a las necesidades de cada momento.
El caso de Aída
En el caso de la ópera, muchos destacan la escenografía de ciertas producciones de Aída (de Verdi). Se trata de una de las óperas más populares de la historia, y su argumento tiene lugar en el Antiguo Egipto, lo cual requiere un esfuerzo colosal por parte de los escenógrafos, para reconstruir la inmensidad y el misticismo de sus palacios, pirámides y templos. Pocos teatros cuentan con los recursos técnicos para hacer justicia a esta obra maestra de la música italiana; cuando se combinan los elementos necesarios, se trata de un espectáculo sin igual.
Algunos de los más grandes artistas de todos los tiempos han pasado sus primeros años en bambalinas, mientras sus padres se ganaban la vida en el escenario, y muchas veces el recuerdo de una escenografía deslumbrante es en parte responsable del despertar de una vocación. Tal fue el caso de la celebrada mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli, quien de pequeña aguardaba con sus dos hermanos detrás de los escenarios, oyendo acordes inolvidables y voces penetrantes, observando a escondidas mundos maravillosos e impetuosos como el de Aída.
El concepto de escenografía, por otra parte, puede utilizarse para nombrar a la delineación en perspectiva de un objeto (donde se representan todas las superficies que se pueden observar desde un punto determinado) y al conjunto de circunstancias que rodean un acontecimiento.