El esófago es el sector del tubo digestivo que se desarrolla desde la faringe hasta el estómago. El término procede del latín medieval oesophagus, a su vez derivado del griego oisophágos.
El esófago está presente en los vertebrados y también en los invertebrados. En el caso del ser humano, mide cerca de 25 centímetros y su extensión va de la séptima o la sexta vértebra cervical hasta la onceava vértebra torácica.
El esófago y los alimentos
Esta parte del aparato digestivo es atravesada por los alimentos, que ingresan por la boca, pasan por la faringe, cruzan el esófago y llegan al estómago. En este proceso, el esófago tiene una participación activa, ya que sus paredes se contraen para impulsar el avance de la comida.
Para que el alimento acceda al esófago, se genera la apertura del esfínter esofágico superior. Luego se produce el peristaltismo (las ondas de contracciones musculares) que lo empujan hacia abajo hasta deslizarse a través del esfínter esofágico inferior y así ingresar al estómago.
Es importante mencionar que, si el esófago se encuentra en reposo, los esfínteres se mantienen cerrados para impedir el reflujo del ácido gástrico y de los alimentos del estómago a la boca. Con la deglución, en cambio, se abren. El envejecimiento hace que las contracciones del esófago y la presión de los esfínteres pierdan fuerza, con lo cual la propensión a padecer el reflujo crece con la edad.
Diversos trastornos y afecciones
El cáncer de esófago, el esófago de Barrett y la acalasia esofágica son algunos de los trastornos y las enfermedades que pueden registrarse en esta región del cuerpo. Entre los síntomas que ayudan a detectarlos aparecen la disfagia (problemas para deglutir) y la odinofagia (dolor al deglutir).
Por lo general, el cáncer de esófago se origina en las células que recubren la parte interior del esófago y puede tener lugar en cualquiera de sus regiones. Cabe señalar que es más común en la población masculina que en la femenina y que se trata de la sexta causa de muertes en la lista de las más comunes por algún tipo de cáncer en todo el mundo. En algunos países, la aparición de esta enfermedad se atribuye al excesivo consumo de sustancias como el alcohol o el tabaco, a la obesidad o a los malos hábitos alimentarios.
Cáncer de esófago
Además de los dos mencionados más arriba, algunos de los síntomas específicos del cáncer de esófago son los siguientes:
* descenso del peso corporal de forma espontánea, sin hacer un régimen de adelgazamiento;
* ardor, presión o dolor en el pecho;
* indigestión o acidez en el estómago, con una gravedad que escala con el correr de los días;
* ronquera o tos.
La enfermedad de Barrett y la acalasia
Con respecto a la enfermedad denominada esófago de Barrett, se caracteriza por la presencia de reflujo ácido, que provoca un daño importante en el revestimiento del esófago, volviéndolo más grueso y alterando su coloración de rosado a rojizo. Todo comienza con la enfermedad por reflujo gastroesofágico, un daño químico que surge como consecuencia de los fallos del esfínter inferior, y que suele acarrear regurgitación y acidez estomacal. Cuando causa una alteración en ciertas células de su parte inferior, tiene lugar el esófago de Barrett.
La acalasia ocurre cuando el esófago no puede llevar la comida al estómago con normalidad. Una vez más, el mal funcionamiento del esfínter inferior se encuentra entre las causas; en este caso en particular, no se relaja como debería para permitir el paso de la comida. También se puede ver reducida o anulada la actividad muscular en general del esófago. Uno de los orígenes de esta afección es un daño en los nervios esofágicos, pero también puede derivar de un cuadro de cáncer o de una infección parasitaria producida por la enfermedad de Chagas.