Con origen en el latín imperatīvus, el término imperativo describe a quien impera o es capaz de mandar o dominar. Por citar algunos ejemplos de uso: “Mi jefe es un hombre imperativo que no acepta sugerencias ni consejos”, “A veces hay que ser más imperativo en la vida”, “Necesitamos un entrenador imperativo, capaz de tener a los jugadores más jóvenes bajo control”.
Imperativo, dicen las definiciones teóricas, también identifica al deber o a la exigencia inexcusable (aquellas acciones que no admiten excusas ni disculpas, no pueden dejar de concretarse o no pueden evitarse con pretextos): “Discúlpame pero no puedo asistir a la fiesta, me surgió un imperativo del trabajo”, “Llamo para cancelar mi turno, debo cumplir con un imperativo que me impide asistir esta tarde”.
El imperativo moral
Se habla de imperativo de tipo moral, en cambio, para hacer referencia a la obligación que uno se auto impone en temas éticos. Para la ética kantiana, el imperativo categórico constituye el mandamiento autónomo y autosuficiente que regula el comportamiento de las personas en sus diversas manifestaciones.
En concreto de este citado imperativo categórico, su creador estableció que se sustentaba en tres principios básicos y fundamentales siendo el primero de ellos el que determinaba que un una persona debía obrar humanamente tanto para sí misma como para el resto y siempre teniendo un claro fin con ello.
El segundo pilar de aquel imperativo es el que dejaba patente que, de igual manera, aquella debía obrar intentando o deseando que su acción llegara a alcanzar cotas de máxima universal. Y la tercera y última “ley” de esta teoría de Kant era que ese individuo debía considerarse como un legislador en ese mundo de los fines universales a la hora de llevar a cabo sus distintas acciones.
Una obligación legal
De la misma forma tampoco podemos pasar por alto el término imperativo legal. Con él se viene a definir que una acción concreta es una obligación que no sólo está registrada como tal de manera legal sino que también es vinculante desde un punto de vista jurídico.
Un ejemplo de acción que está considerada de este modo es la que tiene lugar en España con respecto a la publicidad de los partidos políticos durante las correspondientes campañas electorales. Así, se establece que cuando en cualquier televisión del país aparezca aquella publicidad obligatoriamente debe estar en pantalla como subtítulo que se trata de publicidad o propaganda electoral. De esta manera, se evita que quien encienda el televisor llegue a pensar erróneamente que lo que está viendo es una noticia.
Modo imperativo
El modo imperativo, por último, es una modalidad gramatical que se emplea para emitir órdenes, realizar mandatos o solicitudes taxativas. En la lengua española, este modo es una de las cuatro variantes gramaticales de carácter finito (al igual que ocurre con el subjuntivo, el indicativo y el condicional).
Diversos ejemplos de oraciones conjugadas en modo imperativo: “Siéntate tú”, “Sentate vos”, “Cállate tú”, “Callate vos”, “Váyanse ustedes”, “Salgamos de aquí”, “Vete de aquí”.
Cabe resaltar que existen diferencias entre el empleo del imperativo en el español de España y el español de América Latina: “Volved más tarde” / “Vuelve más tarde”, “Venid ya mismo a mi oficina” / “Vengan ya mismo a mi oficina”.