Imposible es aquello que no es posible o que resulta de muy difícil cumplimiento. Para entender la noción de imposible, que tiene su origen en el vocablo latino impossibilis, es necesario conocer la definición de posible.
Lo posible es lo que puede ser, suceder o existir. El concepto se asocia a lo real o lo verosímil: es posible que un perro ladre por las noches o que mañana llueva en una isla del Caribe. Lo imposible, en cambio, no tiene ninguna posibilidad de concretarse o, al menos, resulta más que difícil. Así puede decirse que es imposible que un gato ladre o que mañana nieve en una isla del Caribe.
Lo imposible y la realidad
Aquello que es imposible puede cambiar con el tiempo. En la prehistoria, era imposible pensar que un ser humano volara, algo que se volvió posible a partir de la invención del avión. Hoy es imposible pensar que las personas puedan viajar en el tiempo pero, tal vez, en el futuro dicha acción se logre a partir de alguna innovación tecnológica.
En ocasiones, lo imposible se asocia a las condiciones conocidas o a las evidencias existentes. Así algunos pueden afirmar que es imposible que exista el Yeti aunque, en realidad, para otros podría darse la posibilidad de que una criatura semejante habite en terrenos inexplorados por el hombre. De esta manera se produce una oposición entre lo imposible (no hay ninguna posibilidad de que exista el Yeti) y lo posible (existen mínimas probabilidades de que dicho ser viva en la Tierra y aún no haya sido hallado).
En el lenguaje coloquial, se usa el adjetivo imposible para nombrar a algo de difícil realización: “Cristiano Ronaldo anotó un gol imposible al eludir a cinco rivales y patear al arco desde una posición muy incómoda”, “El corredor canadiense ganó una carrera imposible: largó en la última posición y logró superar a un competidor cada dos vueltas”.
Analizando el concepto
A menudo se confunden los términos imposible e improbable, así como sus opuestos, posible y probabilidad. Sin embargo, si nos remitimos al diccionario de la Real Academia Española, sus significados son suficientemente distintos: imposible es una situación que no tiene facultad o medios para suceder o llegar a ser; improbable, por otro lado, es una cosa inverosímil que no tiene fundamento en una razón prudente.
En otras palabras, algo improbable puede ocurrir, aunque un análisis racional no lo pueda garantizar o bien apunte a que no debiéramos esperar que suceda. Este concepto se puede aplicar a diversos casos, desde enfrentamientos deportivos hasta la venta de una propiedad, pasando por la búsqueda laboral: «Es improbable que mi equipo favorito gane, pero no pierdo las esperanzas», «Dada la situación económica, es improbable que esta casa se venda», «Con este currículum es muy improbable que me den el puesto».
Para que las situaciones recién expuestas pudieran ser consideradas imposibles, deberían existir factores de fuerza mayor que impidieran por todos los medios su éxito: que al equipo se le prohibiese jugar, que la casa haya quedado en ruinas a causa de un terremoto y que la persona que solicita el puesto de trabajo tenga un historial delictivo considerable y sepa que la empresa dará con dicha información antes de tomar su decisión.
Como se menciona en párrafos anteriores, los límites de lo posible y, por lo tanto, de lo imposible muchas veces están dados por cuestiones históricas y cultura, por lo cual no se consideran rígidos. Así como los avances tecnológicos de las últimas tres décadas nos han dado dispositivos y redes de comunicación que parecían imposibles hace medio siglo, también a nivel ideológico y cultural se han conseguido cambios que muchos creían inalcanzables, aunque en estos casos el crecimiento es mucho más lento.