Un impostor es quien engaña o miente presentando algo falso como verdadero. Por lo general el concepto se utiliza para nombrar al individuo que se hace pasar por alguien que, en realidad, no es.
El impostor, por lo tanto, adopta una identidad falsa. Lo habitual es que aquel que simula ser otra persona lo haga con el objetivo de obtener un rédito económico o un beneficio social a partir de esta treta.
Por ejemplo: “Se presentó como inspector del Departamento de Bromatología pero era un impostor: terminó robando el restaurante”, “Un impostor se hizo pasar por un primo del novio para acceder a la boda”, “La policía descubrió que el impostor se hacía pasar por fisioterapeuta para abusar de sus víctimas”.
Imaginemos que un joven se hace pasar por bombero voluntario. Presentándose de este modo, recorre las casas para solicitar una ayuda económica que, según afirma, contribuirá a mejorar el funcionamiento del cuartel de la ciudad. Como se trata de un impostor, el dinero en realidad no llegará a los verdaderos bomberos, sino que le permitirá enriquecerse. Esta conducta, por supuesto, constituye un delito: el impostor es un estafador.
Otro individuo, en tanto, puede tratar de ingresar al hotel donde se alojan los jugadores del FC Barcelona afirmando que es el hijo de un dirigente del club. Su objetivo: poder conocer a Lionel Messi y sacarse una foto con él. Este impostor no pretende obtener una ganancia económica de su mentira, sino entrar a un lugar de acceso vedado al público para cumplir su sueño.
En la actualidad, es cada vez más común la idea de suplantación de identidad en Internet, un fenómeno que puede privarnos de uno de nuestros derechos más preciados: nuestra privacidad. Sin embargo, la figura del impostor lejos está de pertenecer a la modernidad, sino que es tan antigua como el mundo mismo. Ya sea en la ficción como en la realidad, existen innumerables historias de individuos que se hacen pasar por otros que gozan de bastante popularidad.
Entre los impostores cuyas historias han resonado más a lo largo de la historia se encuentran Franziska Schanzkowska, quien afirmaba falsamente ser la gran duquesa Anastasia, y Victor Lustig, un hombre que consiguió vender la mismísima Torre Eiffel a cinco millonarios.
El término impostor tiene varios sinónimos, entre los cuales podemos mencionar los siguientes: farsante, embaucador, doble, suplantador, simulador, calumniador, murmurador, difamador, tramposo, falso, charlatán, mentiroso y estafador. Los diccionarios nos proveen muchas opciones para matizar la idea central de alguien que engaño a los demás, permitiéndonos acercarnos a diferentes vértices del concepto.
Si tomamos simplemente la palabra suplantador, por ejemplo, podemos usarla para sustituir impostor en varios contextos con total tranquilidad ya que el diccionario lo define como «alguien que ocupa el lugar de otra persona con malas artes, defraudando su empleo, su favor o su derecho«. Algo similar podemos obtener mediante el uso de farsante o doble.
Pero en la lista de sinónimos encontramos otros menos extremistas, como ser mentiroso: si bien sobra decir que un impostor es en principio alguien que falta a la verdad, en este caso es importante señalar de qué manera lo hace, y con mentiroso no le damos al interlocutor la suficiente cantidad de información para comprenderlo.
Por otro lado se encuentran palabras como tramposo o estafador, que parecen aproximarse más a las consecuencias de sus hechos que las anteriores: si bien dejan claro que el individuo al que adjetivan hace uso de diferentes tácticas para engañar a los demás, nos dan una idea más clara del sufrimiento de sus víctimas que impostor, ya que nos hacen pensar en «la trampa en la que cayeron» o en «la estafa que padecieron».
