Inervación es un concepto que se utiliza en el ámbito de la anatomía para nombrar a la acción desarrollada por el sistema nervioso sobre funciones de los órganos. El verbo inervar, en este marco, se usa respecto a lo que hace un nervio al llegar a alguna estructura corporal.
Cuando las fibras motoras envían impulsos a las glándulas o a los músculos y cuando las fibras sensitivas reciben la sensibilidad de los receptores, se produce la inervación. Las fibras nerviosas de los troncos simpáticos y de los nervios vagos, por citar un caso, permiten la inervación del corazón.
La inervación del ojo, por otra parte, es producida por los nervios craneales. Diversos nervios se encargan de recoger la sensibilidad de la cavidad orbitaria y de las funciones de los músculos exteriores del ojo.
Cada nervio cutáneo, en tanto, posibilita la inervación de un área específica de la piel. A la región inervada por un único nervio raquídeo con su ganglio espinal se la denomina dermatoma.
A nivel general puede decirse que la inervación está asociada a impulsos eléctricos. Una onda de descarga eléctrica atraviesa la membrana celular y modifica su potencial (la distribución de carga eléctrica). La inervación implica la transmisión de un impulso, por ejemplo desde una célula nerviosa a un músculo.
Es importante no confundir la inervación con la irrigación. Mientras que la primera se vincula a la transmisión de impulsos nerviosos, la irrigación alude a la introducción de un fluido (como la sangre). Un órgano, de este modo, es inervado por ciertos nervios e irrigado por determinados vasos sanguíneos.
Existe un trastorno conocido con el nombre de anastomosis que a menudo se menciona como inervación anómala; sin embargo, dada su frecuente aparición en los seres humanos, no se considera una anomalía tanto como una variación. Uno de los tipos más comunes de anastomosis tiene lugar en el antebrazo y abarca la zona que va desde el nervio mediano y el cubital.
La inervación anómala que se da entre dichos nervios tiene una gran importancia para el ámbito clínico, ya que suele dar lugar a variaciones en la inervación motora, razón por la cual también provoca alteraciones en los músculos intrínsecos de mano. Diversos estudios de conducción nerviosa y anatómicos han demostrado que este fenómeno crea confusiones cuando es necesario llevar a cabo un diagnóstico certero.
De las varias descripciones que los científicos han hecho acerca de las ramas que comunican los nervios cubital y mediano, la primera data del año 1741 y estuvo a cargo de Berettini, quien la acompañó de una serie de ilustraciones. Más adelante, otros estudiosos sumaron sus puntos de vista al tema, y entre ellos se encuentran Martin, Gruber, Brooks, Spourgitis, Richie, Gehwolf, Hirasawa, Rowntree, Meals y Sunderland, quienes publicaron sus hallazgos entre los años 1763 y 1978.
En 1966, Mannerfield fue pionero en el uso de estudios electrofisiológicos para conseguir la detección de las anastomosis entre dos nervios. Las descripciones de las inervaciones anómalas en el antebrazo se han hecho tomando en cuenta diversos puntos de sus trayectos en el codo o debajo de él, desde la parte distal o la proximal del antebrazo y también en la palma de la mano. Las ramas comunicantes que se encuentran en la parte proximal del antebrazo denominadas anastomosis de Martin-Gruber son las que se originan en el nervio mediano y llegan al cubital.
Por otra parte, el nombre anastomosis de Marinacci o de Martin-Gruber reversa (anastomosis de Gruber-Martin) lo recibe la inervación anómala que va desde el nervio cubital al mediano. En la palma de la mano, tiene lugar la anastomosis de Richie-Cannieu, que comunica la rama profunda del cubital y la recurrente del mediano.