Ingente es un concepto que procede del vocablo latino ingens. Se trata de un adjetivo que califica a aquello que es muy grande.
Por lo general el término se emplea con referencia a una cantidad abultada. Por ejemplo: «La ingente afluencia de manifestantes no se detuvo en todo el día», «El club desembolsó una ingente suma de dinero para contratar a la joven promesa del fútbol turco», «Este software permite analizar un ingente volumen de datos en pocos segundos».
Cuando algo tiene una magnitud descomunal, se lo califica como ingente. Un experto en arte, por citar un caso, puede hacer mención al «ingente valor cultural» que tiene una determinada colección de pinturas. Con esta expresión, el especialista destaca la importancia de dichas obras para la cultura.
El presidente de un país, por su parte, puede achacar los problemas macroeconómicos de su nación a la «ingente deuda externa» cuyo origen tiene más de un siglo. El mandatario asegura que, mientras no se renegocie esa deuda y se acuerde una quita con los acreedores, la situación económica nacional seguirá siendo compleja.
Luego de un terrible terremoto, una ciudad queda en ruinas. Miles de edificios resultan destruidos y la infraestructura termina seriamente dañada. Ante esta situación, el gobierno local y los habitantes tienen un «ingente trabajo» por delante para lograr la reconstrucción: esto quiere decir que deberán dedicar mucho tiempo y esfuerzo a las tareas de recuperación.
Como se puede advertir, este término no es muy común en el habla cotidiana, sino que por lo general lo encontramos en la prensa y en la literatura. De todos modos, su significado es conocido por una gran porción de la población, en especial aquella que lee las noticias y que gusta de la literatura.
Dicho esto, podemos recurrir a algunos de los sinónimos del término ingente para intentar entender su significado en mayor profundidad, prestando atención a ciertos matices que no sean tan evidentes al observar simplemente las oraciones de las que forma parte. Algunos de los más comunes son los siguientes: gigantesco, inmenso, colosal, enorme, monumental, descomunal, grandioso y titánico.
Todos ellos hacen alusión a un gran tamaño, que es la única acepción que nos ofrece el diccionario de la Real Academia Española para esta palabra. Con respecto a su etimología, no encontramos mucha información más que su mera composición: al principio se ubica el prefijo in-, que sirve para denotar negación o privación, además de «hacia dentro»; seguidamente, está el término latino gens, que puede traducirse como «producir, engendrar», pero que también se entiende como «gente» en el sentido de pluralidad o tamaño.
Habiendo visto sus sinónimos, podemos mencionar dos de sus antónimos: ínfimo e insignificante. En definitiva, queda claro que una tarea ingente acarrea un gran esfuerzo, ya que el tamaño no se puede entender de forma literal o material, como si estuviéramos hablando de un objeto, sino de la dificultad que supone cumplir un determinado objetivo. De hecho, es común que lo ingente no se pueda resolver mediante una sola acción, sino de una estrategia que reúna dos o más.
Si dirigimos nuestra atención una vez más al ejemplo de la ciudad en ruinas, cuyo nivel de destrucción sólo puede revertirse con un gran esfuerzo, a través de un trabajo ingente, entendemos que no se trata de una o dos acciones, sino de un plan de recuperación que consiste en varias tareas bien organizadas. Tan sólo la atención médica a los ciudadanos, que debería ser la prioridad, es un trabajo complejo; pero luego viene la recogida de los escombros, la demolición de los edificios que hayan quedado en un estado imposible de restaurar y finalmente la reconstrucción de la ciudad, entre otras muchas metas complementarias.