Lo primero que vamos a hacer es darte a conocer el origen etimológico del término intolerancia. En este caso, hay que exponer que deriva del latín, exactamente de la palabra «intolerantia», que se define como la «cualidad de quien no puede soportar otras opiniones». Esa palabra se formó a partir de la unión de estos componentes léxicos:
-El prefijo «in-«, que puede traducirse como «no» o «sin».
-El verbo «tolerare», que es equivalente a «aguantar» y a «soportar».
-El sufijo «-ia», que se usa para indicar «cualidad».
A la ausencia de tolerancia se la denomina intolerancia. La noción de tolerar, a su vez, alude a permitir, respetar o soportar.
Por ejemplo: «Me preocupa la intolerancia que muestran muchas personas ante aquellos que piensan diferente», «La intolerancia religiosa provocó miles de muertes en este país», «Debí modificar la dieta de mi hijo ya que tiene intolerancia a la lactosa».
Entre las palabras que pueden funcionar como sinónimos de intolerancia están fanatismo, intransigencia, terquedad, obstinación, obcecación y tozudez. Por el contrario, entre sus antónimos nos topamos con términos como tolerancia y transigencia.
A nivel social, la intolerancia es la falta de capacidad y/o ánimo para aguantar o admitir algo. El intolerante, por lo tanto, no acepta que otra persona pueda tener tradiciones, valores, ideas o costumbres diferentes a las propias, por lo cual adopta una actitud violenta y de desprecio.
Debido a la intolerancia, un sujeto no reconoce el pensamiento del otro como válido y se mantiene firme en su posición, sin escuchar razones opuestas. La postura del intolerante, por lo tanto, resulta inalterable.
Tomemos el caso de una nación que tiene al islam como religión oficial y como sustento de su organización social y política: las autoridades no permiten ninguna manifestación que contradiga su propia interpretación del Corán. Por eso, si alguien viola esos preceptos, pronto queda en evidencia la intolerancia del régimen a través de sanciones y castigos de todo tipo.
Más allá de la intolerancia religiosa, también existe la intolerancia política, la intolerancia étnica, etc. La homofobia, el sexismo y el racismo son algunas formas de discriminación motivadas por la intolerancia.
Un buen ejemplo para entender el término intolerancia es el Ku Kux Klan (KKK), que es una organización de extrema derecha creada en Estados Unidos en el siglo XIX. Esta se caracteriza por su carácter racista, antisemita e incluso homófobo. Y es que, entre otras cosas, apuesta por la supremacía de la raza blanca.
En el ámbito del cine, tenemos que destacar la existencia de una película titulada «Intolerancia». Fue estrenada en el año 1916, se enmarca dentro del género épico y está dirigida por el estadounidense D.W. Griffith (1875 – 1948). Viene a exponer cuatro episodios históricos donde la citada intolerancia fue la protagonista y entre esos se encuentra, por ejemplo, la matanza de los hugonotes en Francia que tuvo lugar en el siglo XVI.
En el plano de la salud, por último, se reconoce la intolerancia a los alimentos: aquel que padece este inconveniente experimenta reacciones adversas al consumir determinados alimentos debido a sus componentes. La intolerancia a la lactosa, la intolerancia a la sacarosa y la intolerancia a la fructuosa forman parte de estos trastornos.