La noción de jarana tiene diferentes usos según la región. La primera acepción que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario hace referencia a la diversión o algarabía que incluye alboroto y bullicio.
Algunos ejemplos
Proponemos tres oraciones de ejemplo para ver el término en contexto: “¡Esta noche habrá jarana en la casa de Miguel! Vamos a celebrar que terminaron las clases”, “Todavía me duele la cabeza de la jarana de ayer; creo que bebí demasiada cerveza”, “La jarana comenzó cuando en el bar pusieron música y movieron las mesas para que pudiéramos bailar”.
El primer ejemplo nos habla de una reunión a modo de celebración, con motivo del final de las clases. Dado que la actividad estudiantil es muy desgastante, es normal que los alumnos ansíen sus vacaciones y festejen cada vez que las alcanzan, sobre todo si han aprobado todas las materias.
En la segunda oración, el emisor afirma que a causa de haber bebido demasiada cerveza y de haber estado en un espacio de bullicio tiene un dolor de cabeza desde la noche anterior. La jarana puede ser algo positivo, pero si se combina con sustancias tóxicas para el cuerpo también puede dejar secuelas de variada gravedad.
Por último tenemos un ejemplo similar al anterior, pero en el que solamente se menciona la algarabía. Se trata de una noche en un bar, donde en cierto punto convirtieron el salón en una pista de baile improvisada para que los presentes pudieran bailar.
Tumulto o gresca
Jarana también puede ser un tumulto o una gresca: “Un muchacho empujó a otro y pronto se armó jarana”, “El árbitro intentó separar a los jugadores pero no logró evitar la jarana”, “¿Tanta jarana por un malentendido? Hay que aprender a dialogar antes de pelear”.
Esta acepción es muy diferente a la anterior, ya que en este caso no hay una celebración sino un enfrentamiento, un encuentro violento. El primer ejemplo describe una situación bastante común en eventos multitudinarios: así como una pequeña bola de nieve puede crecer rápidamente al rodar por una pendiente, una sola muestra de hostilidad puede derivar en una pelea masiva, en una jarana fuera de control.
El segundo nos habla de una pelea entre dos jugadores, que el árbitro intentó evitar pero no lo consiguió. Por último, el emisor se pregunta si un malentendido realmente amerita llegar a la violencia física, y recomienda priorizar la palabra.
Engaño o treta
Otro uso de jarana se vincula a un engaño o una treta: “Nunca le perdonaré esa jarana”, “No puedo creer que hayas caído en una jarana de ese tipo, pensé que eras más inteligente”, “Con una jarana, se quedó con todos los ahorros del anciano”.
Una acepción más que tampoco se relaciona con las anteriores. En la primera oración, el emisor afirma que no perdonará un engaño al que ha sido sometido. En la segunda, en cambio, el emisor se muestra asombrado ante la inocencia de su interlocutor por haber caído en una jarana. Por último, tenemos una situación en la que alguien consiguió estafar a un anciano para quitarle todo su dinero.
Instrumento o género musical
En México, la noción de jarana puede aludir a un instrumento o a un género musical. La jarana, en este marco, puede ser un instrumento de cuerda similar a una guitarra, aunque de tamaño más pequeño. Según sus características es posible diferenciar entre la jarana huasteca, la jarana jarocha y otras.
La jarana yucateca, por último, es un género y baile tradicional de la península de Yucatán. Sus orígenes estarían vinculados a la jota aragonesa. Se sabe que entre los siglos XVII y XVIII, los criollos y los españoles de Yucatán usaban el término «jarana» para referirse con desprecio a las fiestas populares.