Un juego cooperativo es aquel en el cual los jugadores no compiten entre sí, sino que tienen que trabajar en conjunto para cumplir un objetivo en común. De este modo, los participantes pierden o ganan en grupo.
En los juegos cooperativos intervienen coaliciones: agrupaciones de jugadores que funcionan como un sistema. El éxito de la coalición depende de la cooperación que se prestan sus integrantes, ya que para que un participante alcance la meta, también deben alcanzarla los demás miembros de esta asociación.
Importancia del juego cooperativo
Los juegos cooperativos exigen a los intervinientes buena comunicación, acciones coordinadas y ayudas recíprocas. Por eso estas actividades son fomentadas en un contexto pedagógico, contribuyendo a la adquisición de valores.
Cada juego cooperativo, en definitiva, apunta a estrechar los vínculos sociales y a favorecer el desarrollo de las habilidades interpersonales en un entorno divertido. Al no tratarse de una competencia entre los jugadores, elimina la presión inherente a otros tipos de juegos donde, para que algunos ganen, otros tienen que perder.
Algunos ejemplos
Evitar que una pelota (un balón) caiga al suelo es un ejemplo de juego cooperativo. Se suele jugar con una pelota playera y todos los jugadores tienen que comprometerse con el esfuerzo. Si los participantes acuerdan cómo distribuirse en el espacio, se incrementan las chances de que el balón permanezca en el aire el tiempo establecido como objetivo.
La construcción de una torre de bloques también puede ser un juego cooperativo. Los jugadores deben coordinar qué bloque se coloca en cada instancia, quién es el encargado de hacerlo, etc.
Videojuegos cooperativos
En la industria del videojuego, la modalidad cooperativa no es tan común o popular como la competitiva, pero sí ocupa un lugar lo suficientemente importante como para mantenerse relevante a lo largo de diversos géneros. Existen diferentes razones que justifican esta disparidad, siendo las dos principales la infraestructura necesaria para que un grupo de personas jueguen juntas y la satisfacción que obtenemos al conseguir una victoria personal, que para muchos es superior a la del esfuerzo conjunto. Por cuestiones de espacio material y tecnología de procesamiento, son más comunes los juegos cooperativos en línea que los locales, aunque algunas empresas, como ser Nintendo, nunca dejan de apostar por las experiencias presenciales.
Dadas las infinitas posibilidades temáticas y mecánicas que brindan los videojuegos por sobre los juegos tradicionales, el aporte que puede hacer cada integrante no tiene más límites que la imaginación y la tecnología disponible a cada momento. Por ejemplo, podemos tener un grupo de personajes en el cual uno sea el guerrero más fuerte físicamente, otro sea especialmente ágil y sigiloso, otro tenga poderes mágicos y el cuarto sea capaz de curarlos a todos y reducir el daño que reciben de los enemigos. Este equipo es típico de títulos de rol, donde también se pueden incluir elementos de acción y aventura, con controles por turnos o en tiempo real, y representa un cuadro clásico de cooperación.
Pero, como dijimos anteriormente, cada desarrollador puede crear un juego cooperativo con reglas e historias completamente diferentes. Un ejemplo muy peculiar se da en Mario Kart: Double Dash, publicado por Nintendo en el año 2003 para su consola Gamecube, en el cual es posible jugar con un amigo para que uno se encargue de conducir y el otro de atacar a los oponentes. Para potenciar aún más la diversión, en cualquier momento pueden intercambiar los roles. El dinamismo que ofrece este modo cambia por completo la experiencia tradicional de la serie.