Desde sus orígenes, «leguleyo» designa a quien habla de leyes sin conocimientos suficientes.
El vocablo latino legulēius llegó a nuestro idioma como leguleyo. Así se denomina a un picapleitos: un abogado que tiende a promover pleitos y litigios.
TemasFalta de rigor
Por lo general se menciona como leguleyo al individuo que pretende aplicar el derecho de manera poco rigurosa. También se señala como leguleyo a aquel que quiere encargarse de asuntos legales sin contar con los conocimientos necesarios.
La idea de leguleyo, por lo tanto, tiene una connotación despectiva. Si se indica que un abogado es un leguleyo, se hace mención a su falta de ética o de profesionalismo. El leguleyo no interviene en los procesos judiciales como corresponde, perjudicando de esta forma a su cliente.
Lionel Hutz
Un ejemplo de leguleyo es Lionel Hutz (también conocido como Leobardo Luna), un personaje de la serie animada Los Simpson. Se trata de un abogado de escaso prestigio, que suele perder sus casos.
Este leguleyo, ante su nulo éxito como abogado, en ocasiones tiene otros trabajos: ha sido zapatero y cuidador de niños, por mencionar algunos de los oficios retratados en la serie. A pesar de su conocida reputación, el absurdo propio de la serie lleva a los demás personajes a contratarlo una y otra vez, conduciéndose a sí mismos a un fracaso inevitable simplemente por no contar con el dinero para acceder a un profesional responsable.
Falto de precisión
En ciertos contextos se califica como leguleyo a lo que carece de precisiones o fundamentos legales. Supongamos que dos periodistas comienzan a analizar una nueva ley que acaba de ser sancionada en un país. Como estos dos comunicadores no son abogados, realizan comentarios inexactos y con poca claridad. Por eso se puede afirmar que protagonizan un debate leguleyo. En cambio, si quienes comentan la normativa son expertos en leyes, la conversación alcanzaría otro nivel de profundidad y se podría abundar en detalles técnicos.
En la actualidad, dado el exceso de información a la que estamos expuestos a través de Internet, la tendencia mayoritaria es ésta, opinar acerca de todos los temas, más allá de nuestros conocimientos o especialización. Claro que las personas que tienen un rol cuyo impacto social es importante deberían cuidarse mucho más que el resto, porque sus comentarios pueden influir en millones de personas de todas las edades.
Etimología
Como muchos otros términos de nuestra lengua, leguleyo tiene sus orígenes en el latín. En este caso, se trata de leguleius, una palabra que ya en su lengua original tenía una connotación despectiva. Veamos a continuación sus componentes para entender más a fondo su significado:
* lex, legis: es el vocablo latino que llegó a nuestro idioma como «ley»;
* -uleius: este sufijo también se puede encontrar en patronímicos (nombres propios de personas) y gentilicios (adjetivo que relaciona a la persona con su lugar de origen o residencia), de manera en principio denota una relación con las leyes.
Opinar sin suficientes fundamentos en un medio de comunicación es peligroso.
En el pasado, se usaba para designar a las personas que tendían a examinar y citar las leyes sin conocerlas a fondo, y con el mero objetivo de dar comienzo a litigios. Por otra parte, también se aplicaba a quienes gestionaban ciertos aspectos de los pleitos pero sin contar con los estudios completos de abogacía o sin tener la especialidad necesaria para el caso, tal como ocurría como los secretarios de los juristas y los procuradores menores, entre otros.
Como curiosidad, debemos señalar que el origen de lex, legis está en la religión y hace referencia a las fórmulas escogidas para celebrar un rito. Más adelante llegó al ámbito jurídico para convertirse en el concepto de ley que persiste hasta la actualidad. Con respecto a ius («derecho»), la diferencia principal es que este concepto tiene su basamento en la naturaleza, mientras que lex se apoya en las convenciones.
