Lenguaje es un término que proviene del occitano lenguatge. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) reconoce varios significados del concepto: en este caso, nos interesa su acepción como un código compuesto por signos.
Los códigos, a su vez, son sistemas o conjuntos de signos y normas. El adjetivo formal, en tanto, puede aludir a aquello que recurre a símbolos que se encuentran definidos y establecidos en un sistema determinado.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, podemos avanzar con la definición de lenguaje formal. Así se denomina el lenguaje que usa símbolos primitivos, los cuales se combinan según reglas específicas e instauradas de modo formal.
Características de un lenguaje formal
Puede decirse que un lenguaje formal se sustenta en normas claras y estrictas, sin que exista ambigüedad. Su creación obedece a un objetivo concreto.
En un lenguaje formal, los símbolos primitivos forman un alfabeto que se rige por una sintaxis (las reglas que constituyen la gramática formal del lenguaje en cuestión). Cuando los símbolos se unen en una cadena según las reglas de la sintaxis, se crea lo que se conoce como una fórmula bien formada.
Estas fórmulas bien formadas, en definitiva, componen el contenido del lenguaje formal. Si es posible aplicar reglas de transformación, el lenguaje formal recibe también la calificación de deductivo (sirve para hacer cálculos y realizar demostraciones).
Cómo se forman las cadenas
La propiedad distintiva de un lenguaje formal son sus símbolos y fórmulas que se definen sin que sea necesario interpretarlos. Por lo tanto, no hace falta asignar significados a estos elementos. Esta particularidad implica que un lenguaje formal es equivalente a la totalidad de sus fórmulas bien formadas.
Las cadenas de símbolos se producen de distintas maneras. Pueden generarse siguiendo los lineamientos de la gramática formal o estar descritas mediante una expresión racional o regular.
El lenguaje formal en la vida cotidiana
Es importante indicar que también se llama lenguaje formal al modo de expresión que usan las personas cuando no tienen cercanía afectiva con el interlocutor. Este lenguaje suele utilizarse en ámbitos específicos (al hablar con un superior en el entorno laboral o comunicarse con un médico, por ejemplo).
En este marco, se entiende que el lenguaje es una forma de expresarse. Lo formal, por otra parte, se asocia a la formalidad (la compostura o la seriedad).
Este lenguaje formal es rígido, evita las muletillas y no emplea términos vulgares. El individuo, al optar por comunicarse de esta forma, deja de lado su léxico habitual.
Ejemplos de uso
Supongamos que un trabajador pretende obtener un aumento salarial. Con este objetivo, solicita una reunión con su jefe y le comenta: “Como usted sabe, soy un empleado responsable que trabaja con compromiso y esmero. Por eso, me gustaría que considere la posibilidad de aplicar un incremento a mi remuneración, ya que considero que mi labor resulta útil para la empresa; por lo tanto, de ser posible, creo que merezco un reconocimiento que me ayude a mejorar mi situación económica”.
Tomemos el caso de un médico que le comunica un diagnóstico a un paciente. El profesional utiliza el lenguaje formal y le informa: “El dolor que siente en la garganta se debe a una inflamación de las amígdalas, provocada por una infección posiblemente vírica. Le suministraré un antibiótico que deberá tomar según las indicaciones que le detallaré en la receta”.