Libre cambio es la política económica que se basa en la eliminación de las barreras al comercio exterior. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) también acepta el término librecambio para hacer referencia a la misma idea.
Comercio exterior
El comercio exterior es la actividad comercial que implica la circulación de productos y servicios a través de diferentes naciones. Otro nombre que recibe es comercio internacional. El comercio exterior, que se lleva a cabo apelando a divisas, está sometido a las regulaciones que fijan los países que intervienen en las operaciones. Conocer el significado de este concepto es importante antes de avanzar, ya que se encuentra íntimamente ligado al de libre cambio.
En el caso del libre cambio, el comercio exterior apunta a reducir o a suprimir las regulaciones, considerando que son obstáculos que dificultan el intercambio de las mercancías. De esta forma, minimiza la intervención del Estado.
Base del libre cambio
El libre cambio se basa en la premisa de que el flujo de los bienes debe autorregularse según la competitividad de las compañías y las ventajas de cada uno de los países. De acuerdo a esta postura, así los recursos económicos se asignan con eficiencia y los productos se distribuyen adecuadamente a nivel global.
La doctrina que impulsa el libre cambio se conoce como librecambismo. Por otra parte, la persona que defiende y promueve el libre cambio, se conoce con el nombre de librecambista.
Proteccionismo
El proteccionismo es una clase de política económica que protege a los productores nacionales de la competencia internacional. Se trata de un tipo de intervencionismo que regula el comercio exterior del país en favor del interior, oponiéndose al libre comercio y restringiendo las importaciones. Se puede decir, por lo tanto, que este concepto es contrario al de libre cambio.
Entre las barreras proteccionistas que pueden atentar contra el libre cambio aparecen el establecimiento de aranceles a la importación, las subvenciones a las empresas locales y la fijación de precios.
Críticas negativas
Una crítica común al libre cambio es que lo manipulan ciertos países para beneficiarse a costa de otros. A grandes rasgos, podemos decir que afecta negativamente a los países del Sur, en favor de los del Norte; siendo más específicos, tenemos el caso de Estados Unidos, que se enriquece por medio de la venta de maíz subvencionado a varios países de América Central a precios que se encuentran por debajo de los locales, procedentes de la producción autóctona, de manera que la gente prefiere comprar los importados.
No es la primera vez en la historia que un concepto funciona bien en la teoría pero luego, en la práctica, se implementa de una manera retorcida y acaba por causar perjuicios que van en contra de sus pilares fundamentales. La mera presencia de la palabra «libre» en su nombre debería bastar para que se tratase de algo positivo; sin embargo, desde el punto en el cual los intereses de unos pocos países intervienen en su funcionamiento y provoca que las necesidades de los más débiles sean ignoradas, deja de serlo.
El punto que explotan estas naciones para conseguir beneficios es la ausencia de aranceles a los productos importados: gracias a esto, pueden llevar a cabo estrategias para conseguir precios imbatibles en el exterior, sin que se alteren al cruzar las fronteras. Lo más curioso es que Estados Unidos fue uno de los países que más se apoyó en el proteccionismo en el siglo XIX, cuando lo necesitaban para alcanzar un nivel de competitividad que les permitiera imponerse. Si los países menos desarrollados de la actualidad protegieran sus propias industrias, el panorama internacional se homogeneizaría, algo que no causa ninguna gracia a los colosos del mercado.