La idea de liquidez se utiliza en el terreno de la contabilidad y la economía para aludir a la cualidad de un activo que se puede convertir con facilidad en dinero en efectivo. También se denomina liquidez al vínculo que existe entre el total de los activos de una organización y el conjunto formado por el dinero en caja junto a los bienes que pueden transformarse rápidamente en dinero.
La liquidez, por lo tanto, está relacionada a la posibilidad de convertir los activos en efectivo de manera rápida y con escasa o nula pérdida de valor. A mayor liquidez, mayor capacidad de generar efectivo de forma inmediata.
Las monedas y los billetes cuentan con una liquidez absoluta. Lo mismo puede decirse de los depósitos bancarios a la vista, que pueden retirarse de la cuenta en cualquier momento ya sea desde una sucursal o incluso desde un cajero automático (ATM).
Por el contrario, un plazo fijo tiene una liquidez limitada: es necesario esperar a que se cumpla el periodo establecido para acceder al dinero. Un inmueble, en tanto, también tiene una liquidez muy acotada debido a que existe una importante distancia temporal desde que se pone en venta hasta que se concreta la operación con todos sus pasos legales y se obtiene el dinero.
Es habitual que la liquidez resulte opuesta a la rentabilidad. Mientras más líquido sea un activo, menos rentabilidad ofrece. Los intereses que paga un plazo fijo, por ejemplo, son mucho mayores que los aportados por un depósito en una caja de ahorro, por citar un caso. De todos modos, cuando se registra una inflación elevada la liquidez pierde valor.
De la definición expuesta hasta el momento, podemos deducir que la liquidez no es lo mismo que los beneficios: se trata sencillamente de un indicador fundamental para afrontar las obligaciones de la empresa a corto plazo. En otras palabras, nos enseña su capacidad de producir dinero efectivo de manera inmediata.
Esto puede extenderse a otra comparación: vender no siempre acarrea un monto de dinero en la caja. ¿Qué significa esto? Que una parte importante de ese dinero siempre debe destinarse al pago de las obligaciones, entre las cuales se encuentran los salarios de los empleados, el alquiler del inmueble y los servicios básicos.
De hecho, muchas compañías con beneficios tienen dificultades para alcanzar la liquidez a causa de implementar estrategias deficientes. A continuación presentamos algunos consejos para incrementar la liquidez de un negocio.
El primero de los consejos consiste en gestionar el stock de forma eficiente. Una situación opuesta se da cuando una compañía debe desembolsar mucho dinero para realizar una inversión sin tener la garantía de que la venta se efectúe. La optimización del stock es un buen punto de partida hacia un mejor flujo de caja y la reducción de costes de la mercancía que no se vende.
Por otro lado, se recomienda la automatización y el ajuste de los pagos y los cobros, tanto de las fechas como de los métodos. Esto resulta esencial para garantizar la liquidez a corto, medio y largo plazo.
También es una buena práctica cobrar al contado. Claro que para ello es necesario identificar y captar los clientes que tengan esta posibilidad, ya que son los que más ventajas brindan al negocio. Los periodos de cobro nunca deberían ser mayores que los de pago.
Es importante señalar que la palabra liquidez es un sustantivo femenino y que «líquido», en este contexto, se usa como adjetivo, a diferencia de lo que suele ocurrir en el habla cotidiana cuando decimos «debería tomar más líquido durante el día», donde actúa como sustantivo. Dos sinónimos posibles para «liquidez» son «solvencia» y «fluidez».