El logocentrismo es la tendencia filosófica que toma al ser como una identidad que se puede reducir a su expresión lingüística. De acuerdo al filósofo francés Jacques Derrida, la tradición occidental ubica el centro del discurso en el logos: esa es la base del logocentrismo.
Pensamiento y palabra
Esta posición sostiene que el pensamiento, que contiene la presencia de la verdad y del sentido, siempre irrumpe en la palabra. Por lo tanto, según Derrida, el logocentrismo considera que ciertas experiencias de la mente son una representación natural de las cosas. Dicho de otro modo, la verdad y el sentido se producen en operaciones mentales.
Siguiendo con el razonamiento de Derrida y su forma de entender el logocentrismo, para la filosofía occidental el lenguaje siempre se encuentra subordinado a ideas extrínsecas al propio lenguaje. Por otra parte, el logocentrismo otorga preponderancia a la palabra hablada, en detrimento de la escritura. Esto quiere decir que la postura logocéntrica sitúa a la escritura como una derivación de la palabra hablada, que sería una manifestación del lenguaje inmediata.
En este enaltecimiento de la palabra, el logocentrismo cree que ésta ofrece un acceso directo a lo real. Hay una conexión inmediata entre el signo oral y el significado, algo que no ocurre con el signo gráfico.
El logocentrismo, en definitiva, es lo opuesto al estructuralismo. Mientras que el logocentrismo sostiene que el signo unifica al significante y el significado, el estructuralismo manifiesta que el lenguaje es el productor del sentido y que no existe un significante capaz de administrar absolutamente la presencia de significado.
Ludwig Klages
Todo comenzó con el trabajo Ludwig Klages, un filósofo alemán que acuñó el término logocentrismo a principios del siglo XX para hablar de la tendencia de centrar en el logos todo discurso o texto. Más tarde, Derrida se apoyó en esto para complementar su estudio del pensamiento occidental, comenzando con el legado de Platón y llegando a la actualidad, en ese camino incesante de la filosofía que supone dar con la verdad.
Si bien más arriba mencionamos que el logocentrismo considera que la conexión entre el lenguaje hablado y lo real es inmediato, que es más directa que la existente entre la escritura y lo real, no debemos confundir este concepto con el fonocentrismo, que establece una superioridad del habla y los sonidos por encima del lenguaje escrito, otorgándoles un privilegio jerárquico más allá de su funcionalidad.
Son muchos más los autores que trataron el logocentrismo, aunque no sea por medio de este término: Platón, Ferdinand de Saussure y Claude Lévi-Strauss son tan sólo algunos de ellos. Si bien todos ellos sostienen que la escritura es una mera representación del discurso, el origen del saber lo adjudican al logos, un concepto que podemos entender como «palabra razonada, inteligencia, razonamiento», dependiendo del contexto. Para Derrida, otras duplas en las que se nota la superioridad del primer elemento son presencia-ausencia, plenitud-vacío y vida-muerte, por ejemplo.
Jacques Derrida
Derrida nació en el año 1930 y falleció en 2004. Su desarrollo de la deconstrucción, un enfoque que permite entender el vínculo entre el texto y el significado, lo hizo especialmente famoso. La filosofía posmoderna le debe gran parte de su esplendor. Su importancia fue tal, que algunos lo comparan con Immanuel Kant y con Friedrich Nietzsche, llegando a decir que se trata de su sucesor espiritual.
En la segunda mitad del siglo XX, las ideas de Derrida han sido de las más controvertidas del ámbito filosófico, en parte por su rechazo por las figuras religiosas y por su mirada siempre crítica. Sus primeras experiencias incluyeron la represión y el racismo, dos marcas que sin duda determinaron su personalidad y le enseñaron a defender sus ideas.