El término marqués se emplea para aludir al individuo que posee un título nobiliario superior al que tiene un conde, aunque inferior al de un duque. Se trata de un honor concedido por reyes europeos.
Marqués proviene de marca, un vocablo que antiguamente aludía a un territorio fronterizo. Los primeros marqueses, en este contexto, eran los señores que residían en las fronteras de un reino y que se dedicaban a proteger dichos límites contra los invasores.
En España, el título de marqués es el más otorgado por la Corona. Se consolidó en el siglo XV y gozó de más importancia en Santillana, Villena y Astorga. Hay más de 1300 títulos de marqués en el territorio español, que son hereditarios y se traspasan al descendiente primogénito del titular. Los consortes legítimos y los cónyuges viudos (siempre que no vuelvan a casarse) también pueden usar el título.
Toda persona que use el título de marqués de manera indebida, que lo compre o lo venda recibe todo el peso de la ley. Es necesario señalar que en más de una ocasión el rey ha honrado con este título a personas fuera de la nobleza para premiarlos por sus méritos.
En Hungría, Alemania y Bohemia, por otro lado, existía el título de margrave (Markgraf, en germánico), que equivale al de marqués. Se denomina margraviato al territorio controlado por los margraves, quienes eran considerados príncipes imperiales. Con el correr de los años, surgió el término marquesado, como el de Brandeburgo y el de Baden.
El marqués de Sade es posiblemente el marqués más famoso de la historia. Llamado Donatien Alphonse François, este francés que nació en 1740 y falleció en 1814 fue un destacado escritor y filósofo que escandalizó por el contenido violento y perverso de sus obras. De hecho, estuvo casi tres décadas privado de su libertad.
Entre las obras más conocidas del marqués de Sade se encuentran Los crímenes del amor, La marquesa de Gange, Justine o los infortunios de la virtud, Las 120 jornadas de Sodoma y la novela espistolar Aline y Valcour, aunque en su repertorio encontramos más novelas, cuentos, piezas de teatro y ensayos.
Uno de los rasgos más evidentes de sus obras es la presencia de antihéroes, quienes ejecutan violaciones y otros actos reprobables que, sin embargo, ellos justifican. También aparecen con frecuencia el ateísmo radical y las parafilias, patrones sexuales que incluyen situaciones u objetos atípicos. En pocas palabras, podemos decir que en las historias del marqués de Sade el vicio se impone por encima de la virtud.
En el cuento popular «El gato con botas», en tanto, el felino en cuestión se hace pasar por el enviado de un supuesto marqués de Carabás. De este modo logra engañar al rey y ayuda a que su amo se case con la princesa.
La expresión «vivir como un marqués», por último, se emplea con referencia a quien vive sin preocupaciones y rodeado de lujo. Por ejemplo: «Mi vecino vive como un marqués y ni siquiera tiene empleo», «Me gustaría vivir como un marqués, pero debo trabajar de sol a sol».
Existen otras expresiones similares, tales como «vivir como un rey / una reina», que tienen el mismo significado. Prácticamente, sean comunes o no en el habla cotidiana podemos improvisar una nueva simplemente sustituyendo el título nobiliario por cualquier otro o bien por un puesto de alto rango, como puede ser «presidente/a». Incluso es posible decir que alguien vive «como una estrella de cine» o «de rock», etcétera, aunque quizás en estos casos existan matices relacionados con los vicios que no se incluyan en los anteriores, los cuales se enfocan más en las comodidades y la ausencia de estrés.
