Microtexto es un término que no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). De todas maneras, es posible comprender su significado si prestamos atención a sus componentes.
Un texto muy breve
El prefijo micro- alude a aquello que es “muy pequeño”. Un texto, en tanto, es un enunciado escrito u oral. Este concepto también se emplea para aludir a lo expresado en el cuerpo de una obra impresa o manuscrita.
Un microtexto, de este modo, es un texto muy breve. Esta modalidad expresiva se caracteriza por economizar palabras y recursos.
Microrrelato y microcuento son otras nociones asociadas a los microtextos. Los límites y los alcances de estas expresiones no son precisos.
Minificción
Los microtextos forman parte de lo que se conoce como minificción, ya que suele tratarse de contenidos desarrollados en prosa que permiten contar una historia. Por sus características, es habitual que los microtextos dejen el final abierto o que el lector tenga que adoptar una posición activa para completar o incluso construir el significado.
Popularidad
Con la masificación de Internet, los microtextos se volvieron muy populares. La red social Twitter, con su limitación de caracteres, resultó clave para la difusión de este tipo de literatura.
Otra cuestión trascendente que contribuye a la repercusión de los microtextos es el poco tiempo de atención que las personas, en la actualidad, dedican a cada actividad. En esa dispersión, la literatura más breve logra captar el interés fugaz de la gente, a diferencia de lo que puede ocurrir con una novela de 300 páginas, por ejemplo.
Mientras que en el pasado la escritura era tarea de los expertos o de los estudiantes, en la actualidad la realizamos todos, a diario. Además, no lo hacemos esperando una calificación formal, de carácter académico, ni un contrato con una editorial, sino simplemente para expresar miestros sentimientos, compartir una opinión acerca de un contenido o contar una anécdota.
Microestilo
Es importante señalar que también entran en esta categoría textos como los eslóganes, los titulares, los tuits, los nombres de marcas, las etiquetas, los asuntos de los mensajes de correo electrónico, los comentarios en los foros y los estados personales de los perfiles de las redes sociales. Esto significa que van mucho más allá de los límites de la literatura y la prensa, en gran parte a causa de las características de la comunicación actual.
Para construir un microtexto, lo sepamos o no, debemos hacer uso de un microestilo, gracias al cual nuestro contenido podrá captar la atención del lector de forma instantánea para que la comunicación del mensaje sea efectiva. La concisión es necesaria, pero no se consigue simplemente restringiendo la cantidad de palabras, sino más bien escogiendo las más impactantes.
Dado que en el discurso de la actualidad predominan los microtextos, nuestra creatividad a la hora de expresarnos por medio de la palabra escrita debe apoyarse en un microestilo. Si bien el microtexto y sus conceptos asociados no son modernos, al día de hoy gozan de una omnipresencia porque ya no son una creación exclusiva de los escritores. Esto no significa que cualquier usuario de Internet pueda expresarse con la misma destreza que una personalidad de la literatura: el talento sigue siendo una bendición de pocos.
Para construir nuestro propio microestilo, solemos comenzar por observar los ajenos. Se trata de un conjunto de recursos necesarios para comunicarse en la actualidad, que no habrían funcionado hace un siglo en una carta o un encuentro fortuito por la calle. Pero la escasez de tiempo para comprometerse con la lectura nos ha llevado a comprimir el discurso sabiendo que de otra forma no llegará a destino en su totalidad.