
Los sínfilos y los pauropodos son miriápodos.
Los miriápodos son animales artrópodos que presentan el cuerpo dividido en anillos con uno o dos pares de patas cada uno. También conocidos como miriópodos, estas especies tienen dos antenas, son terrestres y respiran a través de un sistema traqueal.
Es interesante señalar que miriópodo procede del vocablo griego myriópous, que puede traducirse como «de innumerables pies». Al tener al menos dos patas por anillo, los miriápodos siempre evidencian una gran cantidad de extremidades.


Características de los miriápodos
Como todos los artrópodos, los miriápodos son invertebrados y su estructura corporal está compuesta por varios segmentos. Estos animales se encuentran protegidos por una cutícula con una cierta impermeabilidad y distintos niveles de calcificación y esclerotización.
En la cabeza, los miriápodos cuentan con antenas con órganos sensoriales. La boca, en tanto, presenta mandíbulas y dos pares de maxilas.
Reproducción y comportamiento
En cuanto su reproducción, la inseminación en ocasiones es indirecta. De este modo, los machos dejan los espermatóforos cerca de la hembra, que se encarga de recolectarlos y depositarlos en su cuerpo. Cabe resaltar que los miriápodos son ovíparos.
Respecto al comportamiento, puede indicarse que los miriápodos suelen desplazarse en búsqueda de humedad y para alejarse de la luz. Sus hábitos son generalmente nocturnos, con lo cual pasan el día ocultos.

La deforestación y la pérdida de hábitat atenta contra la conservación y la protección de especies de miriápodos.
Ejemplos de miriápodos
Los ciempiés forman parte del grupo de los miriápodos. Sus veintiún anillos (que también se denominan segmentos corporales, aunque su nombre técnico es metámeros) exhiben un par de patas cada uno; estos seres además disponen de cuatro ojos y dos antenas. Los milpiés tienen aún más patas, al albergar dos pares en cada segmento.
Conocidos asimismo como escolopendras o centípedos, su nombre científico es quilópodos (Chilopoda). Cabe señalar que no se debe escribir este término con una N («cienpiés») ni dividido en dos («cien pies»). El uso de la M responde a la regla ortográfica que impide el uso de N antes de P o B.
El cuerpo alargado de estos miriápodos es plano y su extensión total puede alcanzar los 30 centímetros (como es el caso de los Scolopendromorpha), aunque los más pequeños no llegan al centímetro (Geophilomorpha y Lithobiomorpha son dos claros ejemplos).
El aspecto más importante a tener en cuenta es que pueden ser venenosos. Este veneno lo usan durante la captura de sus presas, para la cual se valen de sus prominentes apéndices bucales. Dado que pierden mucho líquido, necesitan microclimas húmedos para subsistir; sin embargo, en los cientos de millones de años que llevan sobre la Tierra han colonizado ambientes muy diferentes.
El miriápodo con mayor cantidad de patas, en tanto, es un milpiés de nombre científico Illacme plenipes. Se han hallado ejemplares con 375 pares: es decir, con 750 patas. La especie que menos tiene alcanza las 34 patas. Esto nos dice claramente que en ningún caso llegan a las mil.
Pertenecen a la clase de los diplópodos (Diplopoda). El cuerpo del milpiés suele ser cilíndrico y alargado, aunque el de los oniscomorfos es menos extenso y tiene la capacidad de enrollarse (puede formar una bola enroscándose). La variedad es considerable: se han registrado alrededor de doce mil especies, las cuales se dividen en dieciséis órdenes y cerca de ciento cuarenta familias.
Casi todas las especies de estos miriápodos son detritívoros, o sea que consiguen su alimento de materia orgánica que se encuentre en estado de descomposición. En cuanto a su estrategia de alimentación, suelen comer materia vegetal -como hojas-, aunque algunas incluyen ciertos hongos en su dieta; son raros los que cazan para alimentarse.
Su velocidad es lenta y por lo general no representan una amenaza para nuestra especie. Sin embargo, hay especies que pueden plagar los hogares y jardines, sobre todo los invernaderos, con el consiguiente daño a las plantas.

Los miriápodos, al igual que las arañas, los insectos, los crustáceos y otros animales, cuentan con un exoesqueleto.
Las picaduras
Es importante indicar que los ciempiés, a diferencia de los milpiés, pueden picar. Una persona padece diversos trastornos cuando uno de estos miriápodos le inyecta veneno.
Por lo general, la picadura del ciempiés provoca que el enrojecimiento y la inflamación de la zona, causando un dolor intenso en algunas ocasiones. No obstante, lo habitual es que no se produzcan mayores complicaciones y que los síntomas desaparezcan en unas 48 horas. No se necesita un tratamiento específico, aunque se recomienda lavar el área afectada con agua y jabón y aplicar hielo para desinflamar.
Debe considerarse que el panorama cambia si el sujeto es alérgico al veneno de los miriápodos. En ese caso, puede sufrir una aceleración de la frecuencia cardíaca y problemas para respirar, con lo cual se hace necesario acudir a un centro de salud.
En cuanto a los milpiés, si bien no pican, realizan la secreción de una toxina que provoca irritación en la piel. Cuando se entra en contacto con esta sustancia, lo conveniente es eliminarla con agua y jabón y luego puede aplicarse una crema dermatológica para reducir las molestias.
No se puede dejar de mencionar que todo lo expresado respecto a los efectos de las picaduras de los miriápodos en el ser humano constituye información genérica y solo debe tomarse como una orientación. Ante un caso concreto, se recomienda consultar con un profesional de la medicina para que sea el especialista quien indique los pasos a seguir.