Misoginia es un término que hace referencia al rechazo hacia el género femenino. Los misóginos, por lo tanto, son agresivos con las mujeres.
Antes de avanzar, hay que determinar el origen etimológico del término. En este caso, podemos exponer que es una palabra que deriva del griego, concretamente de misogynía. Esta, a su vez, procede del vocablo misógynos, que se formó a partir de la suma de dos componentes léxicos: el sustantivo misos, que puede traducirse como «odio», y el sustantivo gyné, que es sinónimo de «mujer».
Es curioso establecer que en el siglo V existió una figura griega, llamada Estobeo, que determinó que la misoginia era una enfermedad. En concreto, optó por indicar que la padecían todos aquellos hombres que no eran capaz de disfrutar de las relaciones sexuales con una mujer.
Puede considerarse a la misoginia como un problema de raíces culturales. A lo largo de la historia, el hombre sometió a la mujer de múltiples maneras y así se desarrollaron sociedades patriarcales. Ese dominio se fue transmitiendo de generación en generación, tanto a través de hechos concretos como de elementos simbólicos.
La misoginia implica el rechazo a la mujer.
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ResumenExpresión de la misoginia
La misoginia se expresa de diversos modos. En los casos más leves, se refleja en comentarios despectivos o discriminatorios, en ocasiones camuflados como bromas. Sin embargo, la misoginia puede derivar en violencia e incluso en asesinatos.
El sexismo y los prejuicios, en este marco, son los pilares de la misoginia. Quien siente aversión hacia la mujer tiende a situarla en un nivel inferior al hombre, por lo cual el sujeto masculino -bajo esta concepción- tiene «derecho» a imponerse.
Considerar que la mujer no está capacitada para conducir automóviles o jugar al fútbol, o limitar su rol a la cocina y a la limpieza, son ejemplos típicos de misoginia. Los misóginos además suelen cosificar a la mujer y tomarla como una propiedad, sin autonomía ni poder de decisión. Llevado a un extremo, la misoginia puede finalizar en un femicidio o feminicidio: un crimen por machismo.
En el ámbito laboral se habla, en muchas ocasiones, de claros ejemplos de misoginia. Así, se establece que se hace palpable cuando se viene a rechazar lo que es el liderazgo femenino, cuando se produce el acoso sexual, cuando hay una clara discriminación en el sueldo de las mujeres respecto a los hombres e incluso cuando se despide a una fémina por quedarse embarazada.
La violencia y la discriminación de género son expresiones de la misoginia.
Actos machistas en diferentes contextos
El patriarcado, entendido como el privilegio masculino en diversas situaciones, aparece en diferentes contextos. Los derechos de las mujeres son vulnerados en muchos ámbitos donde no existe la igualdad de género y el empoderamiento femenino está lejos de ser una realidad.
Las conductas machistas, como ya indicamos, pueden llegar a extremos como el asalto sexual o la violación, considerados delitos. La mutilación genital femenina, la brecha salarial de género, la cosificación sexual y el acoso callejero son otras muestras del patriarcado.
La misoginia, por supuesto, también aparece en el hogar. La violencia doméstica, el maltrato de pareja y el abuso emocional están entre las situaciones que padecen muchas mujeres en su propia casa.
Más allá de lo hogareño, las integrantes del género femenino sufren un menosprecio en la vida pública. Por eso la participación de las mujeres en la política es acotada en comparación a lo que sucede con los hombres. No hace falta más que analizar cuánto tiempo tardó en instaurarse el voto femenino en la mayoría de los países.
La misoginia puede advertirse en la reducida participación de mujeres en la ciencia.
La misoginia y los estereotipos de género
Pese a la gravedad evidente de la violencia directa, la misoginia también afecta en otros niveles a través de los estereotipos de género. La concepción sobre la belleza femenina y la presión que ejercen los roles de género llevan a que muchas mujeres padezcan diversos tipos de problemas.
A diferencia de lo que ocurre con los hombres, o al menos en menor medida, a la mujer se le exige cumplir con ciertos estándares de belleza. Aquellas que no encajan con lo demandado por la moda y la sociedad en general, son impulsadas a adoptar distintos tipos de medidas para no sufrir discriminación, desde someterse a dietas estrictas hasta la práctica de una cirugía estética para corregir «defectos».
En algunos casos, esa misoginia reflejada en la presión social provoca trastornos en la imagen corporal. La anorexia y la bulimia, por ejemplo, son enfermedades habituales en la mujer.
La mirada de los filósofos
Múltiples filósofos han analizado la misoginia desde diferentes puntos de vista, e incluso no pocos pensadores han sido acusados de misóginos. Muchos intelectuales, por otra parte, encuentran rasgos de misoginia en las religiones preponderantes a nivel mundial.
Entre las figuras que a lo largo de la historia han sido acusadas de misoginia, puede nombrarse al filósofo alemán Arthur Schopenhauer, quien llegó a manifestar: «Solo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni a los grandes trabajos de inteligencia ni a los grandes trabajos materiales».
Asimismo, no podemos pasar por alto que «Misoginia» es el título de una obra del comediante griego Meandro (342 – 292 a. C.).
