En el latín vulgar parece ser, según se establece en el diccionario de la Real Academia Española, que se encuentra el origen etimológico del término mustio que ahora nos ocupa. Procede del vocablo mustidus, que puede traducirse como “húmedo” o “viscoso”.
El término suele emplearse para nombrar a aquellas plantas que han empezado a marchitarse y que, por lo tanto, tienen una apariencia de debilidad y languidez.
Por ejemplo: “Estoy preocupada: las hojas de la magnolia se ven mustias”, “No hay nada más triste que recibir un ramo de flores mustias como regalo de cumpleaños”, “Las plantas del jardín estaban mustias pero, por suerte, ya han recuperado todo su esplendor”.
Por qué una planta se pone mustia
Las condiciones climatológicas o una falta de cuidado son algunas de las principales causas que pueden llevar a que una flor o planta se ponga mustia. Por ello, los expertos recomiendan seguir una serie de consejos al respecto tales como los siguientes: darles la cantidad de agua correcta que necesiten en base a su tipología, utilizar para ellas las tierras que les es más apropiada, tener en cuenta las temperaturas que pueden soportar para así colocarlas en una zona u otra…
De la misma manera, podemos destacar que existe el verbo mustiar, que se emplea como sinónimo de marchitar.
Usos simbólicos del término
Por extensión a este significado, el calificativo de mustio se utiliza para nombrar a aquello que se ve triste, apagado o añejo: “Una biblioteca mustia contenía unos pocos libros de hojas amarillentas”, “El anciano, con su andar mustio, parecía no tener más ganas de vivir”, “Un oso de peluche algo mustio era la prueba de que, en otros tiempos, un niño había vivido allí”.
Es posible apelar a este adjetivo para describir el carácter o el ánimo de una persona. Cuando un sujeto siente melancolía, está triste o sufre por la angustia, podría indicarse que se ha convertido en un individuo mustio. Lo contrario a este estado sería la experimentación de felicidad, entusiasmo o alegría.
Persona mustia
La pérdida de un ser querido o una ruptura amorosa son dos de las situaciones más frecuentes que propician que una persona se encuentre mustia, es decir, que esté triste y melancólica. Así, en esos casos lo que hará será rememorar a quien ya no está a su lado, recordar los momentos que compartieron, echará de menos su sonrisa, su aroma, sus palabras e incluso sus gestos.
En esas situaciones es normal que se pase un periodo, conocido comúnmente, “de luto”. No obstante, si después de un tiempo prudencial la persona en cuestión sigue estando mustia, puede ser que necesite la ayuda de un psicólogo para recuperarse.
Utilización de la noción en la actualidad
En la actualidad, el uso de esta noción aparece sobre todo en el ámbito de la literatura.
En el lenguaje cotidiano, la utilización de este adjetivo puede resultar pomposa o barroca, sobre todo en un ámbito informal. En cambio, en el contexto de un cuento, un poema o una novela, su inclusión puede resultar más acertada.