Antes de entrar de lleno en el significado del término nexo casual, vamos a proceder a conocer el origen etimológico de las dos palabras que le dan forma:
-Nexo, en primer lugar, deriva del latín. En concreto, emana de “nexus”, que puede traducirse como “ligado”.
-Casual, en segundo lugar, también procede del latín. En su caso, de “casualis”, que es equivalente a “lo que está relacionado con lo que sucede y no se puede evitar”. Una palabra esa que es el resultado de la suma de los siguientes componentes léxicos: el sustantivo “casus”, que es equivalente a “suerte” o “casualidad”, y el sufijo “-al”, que se usa para indicar “relativo a”.
La noción de nexo se utiliza para aludir a aquello que vincula o enlaza. Es habitual que el concepto se emplee en el terreno de la gramática, aunque también puede aparecer en otros ámbitos.
En el mencionado ámbito de la gramática se habla de nexo casual para referirse a las también conocidas como conjunciones casuales. Estas son palabras que se emplean en lo que son las oraciones subordinadas para unir lo que son preposiciones y, además, explicar la causa de la oración principal.
Por regla general, los nexos casuales más significativos son “porque” y “por”. No obstante, existen otros como son “con motivo de”, “a causa de”, “como”, “ya que”, “dado que” o “puesto que”. Un ejemplo sería: “Practico natación porque es beneficioso para mi espalda”.
En el campo jurídico, encontramos la idea de nexo causal. Se trata de la relación existente entre una acción o una omisión ilícita y el daño que ésta provoca, haciendo que surja la responsabilidad y, como consecuencia, la obligación de indemnizar.
El nexo causal es el elemento más importante de la responsabilidad civil. Los expertos lo definen como el vínculo causa-efecto que desencadena el procedimiento.
El acto ilícito de tipo civil y el daño que dicho acto provoca están unidos por el nexo causal. Sin ese nexo, no se puede endilgar la responsabilidad del daño a la persona que cometió el acto en cuestión.
El antecedente que provoca el resultado es la causa del efecto. El nexo causal, en definitiva, conecta la acción con el daño. Es importante tener en cuenta que, para que exista la responsabilidad civil, la causa tiene que ser previsible (el sujeto podía preverla) y evitable (el sujeto podía impedir su desencadenamiento).
Supongamos que un automovilista frena ante un semáforo en rojo. Cuando está detenido, es embestido por detrás por un conductor que, distraído por estar enviando un mensaje con su teléfono celular (móvil), no interrumpió su marcha. Debido al choque, el sujeto que iba en el vehículo impactado sufre una lesión en su cuello. Como existe un nexo causal entre la colisión y el problema físico que padece la víctima, el individuo que fue imprudente al conducir sin respetar las normas de tránsito es el responsable del daño.
Además de todo lo indicado, es importante saber que hay dos circunstancias que pueden exonerar al causante del daño de lo que es la responsabilidad civil. Nos estamos refiriendo al caso fortuito y a la fuerza mayor.