NFC es una sigla que alude a la expresión inglesa «Near field communication», que puede traducirse al castellano como «Comunicación de campo cercano». Así se denomina a una tecnología de comunicación sin cables (inalámbrica), de alta frecuencia y con un alcance limitado.
La tecnología NFC se utiliza para intercambiar datos entre teléfonos celulares (móviles) u otros dispositivos. Sus estándares son definidos por un foro que fundaron las empresas Sony, Philips y Nokia en 2004 y que actualmente cuenta con más de 170 integrantes.
El NFC posibilita la lectura-escritura en ambos sentidos. Esto quiere decir que los dispositivos pueden emitir y recibir señales de manera simultánea. La comunicación se establece a través de inducción en un campo magnético.
El funcionamiento del NFC puede ser activo (si los dos equipos producen el campo electromagnético para la transmisión de los datos) o pasivo (un único equipo se encarga de generar el campo, mientras que el otro aprovecha la modulación de la carga).
La comunicación se establece a modo de diálogo: un dispositivo es el «iniciador» y el otro, el «destino». Los aparatos deben ubicarse a no más de 10 centímetros de distancia y el enlace demora unos 200 microsegundos en lograrse. Cabe destacar que la frecuencia empleada por el NFC es de 13.56 MHz.
Es importante entender que NFC es una tecnología caracterizada por una serie de limitaciones que no parecen estar de acuerdo con la época en la que se creó. Por ejemplo, la escasa distancia a la que se pueden ubicar los dos terminales parece absurda si la comparamos con la que ofrecen las antenas de telefonía móvil, y el poco espacio de almacenamiento para los datos relacionados específicamente con NFC es insignificante frente al de una tarjeta microSD. Sin embargo, éstos son rasgos que han sido diseñados intencionalmente para potenciar la seguridad a la hora de realizar transferencias de dinero u operaciones con información privada.
Pensemos en los pagos con tarjeta o con el teléfono móvil a través de NFC, una actividad que al día de hoy es cotidiana en muchas ciudades. Si el alcance de este protocolo de comunicación fuera como el de una antena Wi-Fi, por ejemplo, entonces todos los días tendrían lugar numerosos robos en los centros comerciales, ya que los ladrones podrían ubicarse cómodamente a varios metros de sus víctimas y realizar todo tipo de compras con sus tarjetas de crédito o sus teléfonos.
Más allá de la transferencia de datos entre dos teléfonos, el NFC permite muchas otras acciones. Acceder a un automóvil acercando el teléfono a la puerta; identificarse en un lugar; leer un cartel; o hasta realizar un pago son algunas de las posibilidades que brinda esta tecnología.
La compañía japonesa Nintendo, considerada una de las pioneras y más importantes en la industria del videojuego, lanzó en el año 2014 un protocolo de comunicaciones y almacenamiento que denominó Amiibo, basado en la tecnología de comunicaciones NFC, para transmitir datos entre algunas de sus consolas y una serie extensa de juguetes que comenzó a comercializar de manera simultánea.
Este mismo nombre es el que reciben dichos juguetes, que suelen ser pequeñas estatuillas de los personajes más relevantes de los videojuegos de la empresa. En primer lugar, el Amiibo debe ser registrado en la o las consolas donde será usado; de esta manera, es posible asignarle un nombre que lo identifique y permita asociarlo a los diferentes juegos con los que sea compatible. Entre las posibilidades que brinda esta línea de productos se encuentra el almacenamiento de ciertos personajes para su uso en más de una consola, el desbloqueo de contenido especial (tanto personajes como vestimenta y accesorios) y el ascenso de nivel de ciertos personajes.