La no violencia es una filosofía que promueve el uso de métodos pacifistas para lograr cambios políticos y sociales. Se trata de una ideología que rechaza las prácticas violentas en todas sus formas e impulsa el reconocimiento integral del valor de la vida.
Es posible considerar a la no violencia como un tipo de activismo pacífico. En este marco, incentiva la desobediencia civil, el boicot y la huelga de hambre como mecanismos de protesta y el diálogo como instrumento para la resolución de conflictos. El indio Mahatma Gandhi, el sudafricano Nelson Mandela y el estadounidense Martin Luther King Jr son algunos de los símbolos históricos de la no violencia.
Características de la no violencia
La no violencia, como el propio concepto indica, tiene como pilar el rechazo de las acciones violentas. Según su perspectiva, la violencia siempre genera más violencia, con lo cual no debe ser un medio ni un fin.
Vinculada al humanismo, aunque con orígenes milenarios en doctrinas orientales como el jainismo, considera que la evolución de la humanidad se da a través de la cooperación. En este marco, señala que la guerra, la competencia y la agresividad atentan contra la realización de las personas. No se enfoca tanto en la reacción violenta individual, sino que hace hincapié en la logística, los preparativos y los recursos humanos y materiales que se destinan al ejercicio de la violencia.
Una de los preceptos de la no violencia es que el poder de quien gobierna radica en el consentimiento del pueblo. Cuando la gente ya no consiente la dominación o rechaza la subordinación, el gobernante pierde el poder ya que no es posible mantenerlo solo con represión e intimidación.
Debe considerarse que la resistencia pacífica no implica pasividad. De hecho, esta visión incentiva el compromiso social y la lucha aunque, como ya indicamos, sin apelar a la agresión ni los ataques.
Métodos y prácticas
La no violencia recurre a diversos mecanismos y acciones para conseguir la transformación política o social. La no colaboración es uno de ellos: implica evitar el apoyo, la asistencia y la ayuda a quienes ejercen la opresión.
La denuncia es otro método de intervención no violenta que supone visibilizar las conductas violentas y la discriminación. De forma simultánea, la no violencia fomenta la solidaridad con toda víctima de la opresión.
Ante la violencia institucionalizada, la no violencia convoca a la desobediencia civil (o sea, a no acatar las normas). Otras posibilidades son el boicot (negarse a utilizar un servicio o a comprar ciertos bienes), las huelgas de hambre (no ingerir alimentos hasta que se cumpla una demanda), los bloqueos (interponerse físicamente para impedir una actividad o un daño) y las marchas o manifestaciones (haciendo uso de la libertad de expresión).
Las sentadas (sit-ins) y la redacción y distribución de cartas y peticiones son otras herramientas de la no violencia.
Ejemplos de no violencia
El activismo del indio Mahatma Gandhi constituye un ejemplo de no violencia muy conocido. En 1930, Gandhi llevó a cabo una de sus iniciativas más famosas en su lucha por la independencia de la India: la Marcha de la Sal.
Después de protagonizar varias huelgas de hambre y organizar manifestaciones no violentas, recorrió a pie unos 300 kilómetros para llegar al océano Índico y recoger sal. De esta manera, instó a sus compatriotas a rechazar el monopolio sobre la producción y la comercialización de sal establecido por el gobierno colonial británico, que incluso había fijado un impuesto al consumo. Con su marcha, Gandhi destacó que cualquier individuo podía recoger un poco de agua de mar y evaporarla para obtener la sal.
Por su rebeldía, Gandhi fue encarcelado y permaneció nueve meses en la cárcel. También fueron detenidos miles de indios que lo imitaron. Ante las evidentes dificultades para seguir imponiendo su ley, los británicos terminando liberando a Gandhi y al resto de los detenidos y se vieron forzados a permitir la recolección independiente de sal. El movimiento independentista indio siguió ganando fuerza poco a poco hasta lograr la declaración de la independencia en 1947.
Las acciones desarrolladas por Martin Luther King en Estados Unidos son otro ejemplo de no violencia. Una de sus actos más famosos fue el boicot que promovió en 1955 contra los autobuses de la ciudad de Montgomery. Dicha medida, que se extendió por más de un año, fue una respuesta a la detención de Rosa Parks, una afroamericana que se había negado a levantarse para dejarle su asiento a un ciudadano blanco. El boicot finalizó cuando la Justicia declaró que la segregación racial en el transporte público era inconstitucional. Otro hito de King, que sigue inspirando a millones de personas, fue su discurso conocido como «Tengo un sueño» («I Have a Dream»), que pronunció en el marco de una marcha pacífica en Washington en 1963.
La lucha del sudafricano Nelson Mandela contra el racismo también es un gran ejemplo de no violencia. Las manifestaciones pacíficas y las huelgas que promovió contra el apartheid (el sistema de separación que privilegiaba a los blancos y cercenaba los derechos humanos de los negros) lo llevaron a la cárcel, donde estuvo privado de su libertad 27 años. La presión internacional terminó logrando su liberación en 1990, al año siguiente se derogó el apartheid, en 1993 Mandela recibió el Premio Nobel de la Paz y en el 94 fue elegido presidente de su país.