Ocupación es un término que proviene del latín occupatio y que está vinculado al verbo ocupar (apropiarse de algo, residir en una vivienda, despertar el interés de alguien). El concepto se utiliza como sinónimo de trabajo, labor o quehacer.
Por ejemplo: «La carpintería es mi ocupación principal, aunque también soy pintor», «Si no estudias, al menos debes tener una ocupación», «Me gustaría tener una ocupación que sea bien remunerada».
La ocupación también es aquello que imposibilita la realización de una acción diferente: «Quisiera pasar a saludarte, pero estoy con muchas ocupaciones», «Tengo tantas ocupaciones que ya no recuerdo cuándo fue la última vez que pude ir al parque a tomar sol».
La ocupación en el derecho civil y en el ámbito militar
En el derecho civil, la ocupación es el procedimiento natural para lograr la posesión de algo que no tiene dueño. Este accionar implica la captura material del bien cuestión para transmitir la intención de obtener el dominio: «Hemos procedido a la ocupación de estas tierras ociosas hace más de diez años, y ahora esperamos que el Estado reconozca nuestro derecho como dueños».
La ocupación militar, por último, consiste en ubicar un ejército en ciertas tierras que, de acuerdo al derecho internacional, no pertenecen al Estado al que responden dichas fuerzas armadas. Esta ocupación puede concretarse para defender o condenar una causa política o una ideología. También existen las ocupaciones que se desarrollan para conservar la paz o como resultado de un proceso de invasión o conquista.
Para el derecho, la ocupación militar no concede la soberanía de la región a quien concreta la ocupación, pero es obligatorio que el ocupante mantenga la seguridad y el orden.
La desocupación
El desempleo, también conocido como desocupación, es un término de uso cotidiano en países considerados del tercer mundo, donde los porcentajes de gente sin trabajo han sido históricamente muy altos, lo cual repercute en un nivel preocupante de estrés e insatisfacción. Esto, que hasta hace unos años era visto desde una posición cómoda y despreocupada por algunos, se ha convertido en una situación que aqueja al mundo entero.
Este problema tiene más razones de las que saltan a la vista, y que algunas personas recién comienzan a aceptar a medida que la situación laboral se vuelve más desesperante. En principio, dado que la mayoría de la gente se prepara para desempeñar tan sólo un puñado de oficios y profesiones, existentes desde hace varias generaciones, se puede decir que hay un número excesivamente alto de abogados, contadores y maestros, para nombrar tan sólo tres de las elecciones más populares.
Como si esto fuera poco, únicamente una pequeña porción de estas personas sienten vocación por la carrera que han escogido, y probablemente no todas ellas tengan un gran talento, lo cual nos deja con un número aún menor.
El arte como ocupación
Por otro lado, quienes escogen caminos poco comunes, tales como la escritura, la actuación o la música, son vistos como soñadores condenados a una vida de inestabilidad y carencias económicas. Se asocia el arte con el fracaso monetario, porque se cree que sólo quienes alcancen la fama pueden vivir de sus pasiones. De la misma forma, existe la percepción general de que estudiando informática se tiene un futuro asegurado; en la realidad, si bien hay más puestos disponibles de programador que de poeta, el éxito suele estar reservado para los más capaces e innovadores, que suelen ser autodidactas.
En conclusión, en un mundo donde los habitantes recibieran una educación flexible, que los incitara a pensar y elegir por sí mismos, existiría una mayor variedad profesional y un respeto por todas las disciplinas, lo cual eliminaría el desgano, la falta de vocación y seguramente acabaría con el desempleo.