Ósculo procede del latín osculum y hace mención al beso de afecto o respeto. El término, por lo tanto, se utiliza como sinónimo de beso. Por ejemplo: “Aún siento su tibio ósculo en mi mejilla”, “La miró a los ojos y le regaló el más tierno ósculo que pudiera nacer de cualquier boca”, “Un ósculo y un abrazo pueden hacer feliz al más desdichado”.
El ósculo puede tomar diferentes formas. Por lo general, es una acción que permite expresar cariño, amor o respeto. En algunas sociedades, los besos suponen un grado de intimidad y familiaridad importante mientras que, en otras, se trata de una forma de saludo mucho más habitual y corriente.
Ósculo entre hombres
El ósculo en la mejilla entre hombres es frecuente en países latinoamericanos. No hace falta que los hombres sean familiares ni amigos: puede darse que escojan este tipo de saludo apenas se conocen.
Dicho beso no tiene ninguna connotación especial ni carga sexual, sino que se trata simplemente de una costumbre de características similares a las de un apretón de manos o una reverencia. En otros países, sin embargo, un ósculo entre hombres se asocia de manera casi directa a la homosexualidad o a una invasión de la esfera íntima.
Del respeto a la pasión
Se trata de una acción que puede tener diferentes intenciones e intensidades, y que se asocia principalmente al trato entre seres humanos que se muestran respeto y admiración.
Los ósculos más intensos y pasionales tienen lugar en una relación sentimental de pareja. Estos besos incluyen el contacto entre las bocas y las lenguas, con una interacción profunda e íntima.
Ósculo en la religión
Este término tiene gran importancia en el ámbito de la religión cristiana; son varios los pasajes que lo mencionan, como ser Romanos 16.16 («Saludaos los unos a los otros con ósculo santo») y 1 Pedro 5.14 («Saludaos unos a otros con ósculo de amor»). En este caso, debe acentuarse la ausencia de romanticismo en el beso propuesto por la Biblia, ya que se trata de un símbolo de pureza, de unidad, de sinceridad y de amor como partes imprescindibles de la hermandad cristiana.
El cristianismo propone la práctica del ósculo santo como una expresión del amor de Dios hacia el prójimo, pero no todos entran en este grupo; si leemos atentamente un extracto de 1 Tesalonicenses 5.26, vemos a quién debe ir dirigido este gesto: «Saludad a todos los hermanos con ósculo santo». Son hermanos> aquellos que siguen y respetan a Cristo; no debe darse este beso respetuoso a nadie ajeno a la religión cristiana. Pero, según estudiosos de la Biblia, hay más restricciones.
Hipólito de Roma, quien vivió durante años distanciado de la Iglesia pero se reconcilió con su fe y se convirtió en un santo, aseguraba que, además de ofrecer este símbolo a las personas que siguieran a Jesús en sus enseñanzas de vida, el ósculo debía compartirse entre individuos del mismo sexo, para asegurar que se mantuviera la pureza del símbolo, en un marco en el cual no se da cabida a la homosexualidad, sino que se la niega y se fuerzan los vínculos heterosexuales para asegurar la procreación de nuestra especie.
Dentro de la comunidad cristiana, el ósculo se vuelve cada vez menos frecuente a causa de la influencia de factores culturales externos, que generan una cierta timidez. Sin embargo, la Iglesia intenta mantener esta costumbre que, según se la estudie, constituye un auténtico mandamiento, que se menciona en la Biblia repetidas veces. De hecho, si alguien se opone a la práctica de este beso de amor y respeto, se pone en duda su fe, su devoción a las enseñanzas de Jesucristo y la pureza de su corazón.