La noción de paráfrasis se emplea para nombrar a una exposición o explicación que se realiza sobre un mensaje para que éste resulte más sencillo de comprender. A esta acción se la conoce como parafrasear.
Al parafrasear, por lo tanto, una persona realiza una paráfrasis de un discurso, ya sea oral o escrito. Para ello se deben reemplazar las palabras, la sintaxis y otros elementos del contenido original, siempre respetando el significado, para que no se pierda información en el proceso.
Por ejemplo: “Voy a parafrasear al presidente, quien dijo que la educación constituye la solución para cualquier problema o algo semejante”, “El profesor advirtió que en la conferencia iba a parafrasear a diversos científicos y sugirió a los asistentes que, después de la clase, buscasen los textos originales”, “El futbolista sorprendió al parafrasear al entrenador del equipo rival”.
Parafrasear en el periodismo y en la docencia
Es habitual que un periodista decida parafrasear a alguna personalidad al momento de relatar una noticia. Si el reportero debe referirse al discurso que pronunció un ministro del gobierno, es probable que casi no realice citas textuales, sino que parafrasee los conceptos más importantes (es decir, los transmita con sus propias palabras).
Los docentes, por otra parte, suelen parafrasear a los autores que toman como referencia para tratar un cierto tema. Un profesor de biología, por mencionar un caso, puede parafrasear a Charles Darwin al explicar la teoría de la evolución. Incluso los materiales de estudio que utilizan los estudiantes no suelen incluir la totalidad de los textos originales: en cambio, presentan citas breves y largos párrafos de paráfrasis que exponen las ideas principales.
Explicar con otras palabras
Parafrasear resulta muy útil para analizar un texto que hayamos leído o un documental que hayamos visto, por ejemplo, ya que nos obliga a explicar con nuestras propias palabras el contenido que hemos incorporado y nos lleva a hacernos preguntas y a revisarlo para fijar ciertos conceptos. A través de esta técnica tan sencilla como desafiante, podemos mejorar nuestra capacidad de comprensión a la vez que nos convertimos en comunicadores más efectivos.
Una de las problemáticas que los docentes de muchas partes del mundo están enfrentando en la actualidad es la pobreza del lenguaje de sus estudiantes. Cada vez son más los jóvenes que se niegan a abrazar el idioma y se conforman con los términos y las estructuras fundamentales, o incluso con menos. La comunicación es una de las herramientas más importantes con las que contamos para sobrevivir en esta era, y no siempre nos sirve para expresar nuestras propias ideas, sino que muchas veces debemos transmitir mensajes ajenos.
Aprender a parafrasear
Algunos maestros intentan enseñar a sus alumnos a parafrasear a través de ejercicios que consisten en mirar un documental o una película cuya temática esté relacionada con el programa, y luego realizar una composición enfocándose en determinados puntos del contenido. Esto puede parecer tedioso e innecesario para algunos, pero pone en funcionamiento una capacidad que muchos no aprovechan. ¿Cuántas veces intentamos relatar algo que leímos y no encontramos las palabras ni las estructuras que nos permitan articular el mensaje de manera armoniosa y fluida? Para mejorar, como en muchos otros casos, la práctica es la clave.
Detrás del ejercicio de contar qué hemos leído o visto se esconde el uso de un recurso valiosísimo: los sinónimos. Esto, a su vez, está ligado a la capacidad de definir las palabras, algo que tampoco solemos usar muy a menudo. En la escuela primaria nos enseñan a nunca incluir un término en su propia definición, sino a describir su aspecto, sus funciones, sus propiedades; en esa búsqueda nos enriquecemos porque penetramos la superficie del lenguaje para llegar a sus profundidades, para entender las palabras a través de una serie compleja de relaciones, algo muy útil a la hora de parafrasear.