Se define como parentesco al lazo que se constituye a raíz de consanguinidad, adopción, matrimonio, afinidad u otro vínculo estable basado en el afecto genuino. Se trata, por lo tanto, de relaciones que pueden desencadenarse por factores biológicos o no y que se organizan de acuerdo a líneas que permiten reconocer múltiples grados.
Dos individuos pueden ser parientes por tres situaciones básicas: la consanguinidad, la afinidad o la adopción. El primero de los mencionados está determinado por la herencia sanguínea y se logra, entonces, cuando hay como mínimo un ascendente en común. La proximidad de esta clase de parentesco está determinada en base a la cantidad de generaciones que abre una determinada brecha entre las personas en cuestión.
Las líneas de parentesco
Desde el punto de vista jurídico el concepto se tiene en cuenta a la hora de realizar determinados procedimientos relacionados con cuestiones de herencia, prestaciones sociales, indemnizaciones, etc. En esta perspectiva el parentesco se calcula teniendo en cuenta el número de generaciones que separan a los dos implicados en dicho proceso. De este modo, cada generación se toma en cuenta como un grado, y la suma de los grados sucesivos, forma la línea de sucesión.
La línea de parentesco consanguíneo puede ser:
* recta: permite identificar los grados que separan a los sujetos entre sí. Puede ser de tipo ascendente (cuando conecta a un individuo con quienes desciende de manera directa: bisabuelo-abuelo-padre) o descendente (asocia al ancestro con quienes descienden de forma directa y sucesiva: tataranieto-bisnieto-nieto);
* colateral: hace foco en la serie de grados que existe entre aquellos con un mismo ascendente, pero que no descienden uno del otro. Por ejemplo, el caso de los hermanos y primos.
Afinidad y consanguinidad
A su vez, puede hallarse una distinción entre parentesco por afinidad (relación que se establece con los miembros de la propia familia) y por consanguinidad (con respecto a la familia del cónyuge o con los cónyuges de algún miembro de la propia familia).
Finalmente, se puede utilizar el concepto para hablar de la unión o vínculo que se establece entre cosas diversas. Un ejemplo de parentesco de este tipo es el que se establece entre el fútbol y el rugby; se trata de dos deportes que a simple vista son ampliamente diferentes, pero que poseen similitudes ya sea en ciertas reglas del juego como en otros aspectos que hacen a su organización.
Refranes y parentesco
Los refranes son frases o dichos populares que se consideran dentro del bagaje cultural de un pueblo y su finalidad es dar alguna enseñanza o simplemente expresar una porción de la sabiduría popular. Dentro de ellos podemos encontrar máximas, aforismos y adagios, entre muchos otros géneros.
En lo que respecta al parentesco, existen muchos refranes que hacen referencia a las características que debe tener un joven si es de tal o cual familia, o al contrario, permite entender un comportamiento poco adecuado si se conoce que es descendiente de alguien que podría haber actuado de forma similar.
Teniendo en cuenta que las características de los padres se transmiten a los hijos, y que la herencia de algún modo, lo es todo para la formación de la personalidad y el carácter, pueden mencionarse los siguientes ejemplos:
«De tal palo, tal astilla», «De tal árbol, tal ramo», «De tal parra, tal racimo», «Cual el cuervo, tal el huevo», «De padres gatos, hijos michinos» y «La hija de la cabra, ¿qué ha de ser sino cabrita?», «La sangre se hereda, y el vicio se apega».
A su vez existen algunos refranes que indican que ciertas cuestiones que caracterizan a los padres no se encuentran en sus hijos, describiendo casos en los que los últimos sean opuestos a sus progenitores; por ejemplo: «De padre santo, hijo diablo».