El pasivo circulante de una empresa está formado por sus deudas a corto plazo, que deben ser pagadas en un plazo inferior a los doce meses. Se trata, por lo tanto, del pasivo exigible a corto plazo que es circulante ya que no existe intención de que permanezca en la empresa durante mucho tiempo y está en constante rotación o movimiento.
Los créditos comerciales (concedidos por proveedores y acreedores, surgen por la distancia temporal entre el momento de la adquisición de un bien o servicio y el momento de concretar el pago), los créditos bancarios (otorgados por entidades financieras, pueden ser préstamos, líneas de crédito o descuentos de efectos), los pagarés de empresas (que constituyen financiación a corto plazo) y el factoring (la venta de los débitos de clientes a otras empresas) forman parte del pasivo circulante.
Cabe mencionar que en el ámbito de la contabilidad, se entiende por corto plazo (generalmente expresado como CP) al período de tiempo que no supera el cierre del ejercicio en curso. Dentro de las partidas del pasivo corriente se reconocen dos clasificaciones, que agrupan algunas de las situaciones expresadas en el párrafo anterior: el pasivo espontáneo y el expreso.
El pasivo circulante de tipo espontáneo
El pasivo espontáneo se trata de la financiación sin coste que el propio ciclo de producción genera de forma automática. Durante el ciclo de explotación, cada compañía lleva a cabo sus actividades habituales de venta, compra, paga sus impuestos; y todas ellas son fuentes normales de pasivo espontáneo.
De las transacciones con los proveedores se desprenden cuentas que deben ser abonadas por las compras que se realizan a crédito. El uso de servicios y la contratación de empleados acarrean una serie de obligaciones, de impuestos que la empresa debe pagar. Por último, se encuentran ciertos gastos generales, tales como reparaciones del equipamiento y honorarios por trabajos específicos.
Financiación con bancos
Toda financiación que se negocie con bancos o instituciones financieras, cuyo pago deba realizarse en el corto plazo y que acarre el pago de un interés forma parte del pasivo expreso (también conocido como deuda financiera). En otras palabras, se trata de cualquier obligación que se desprenda de operaciones que hayan sido contratadas expresamente, o sea, que no hayan sido generadas de forma automática por el ciclo de producción.
Entre las fuentes más comunes de este tipo de pasivo circulante se encuentran los préstamos cuyas cuotas venzan en el corto plazo, las líneas de descuento comercial y las pólizas de crédito. Es importante señalar que se debe utilizar el término deuda para hacer alusión a toda financiación de coste explícito (por la cual se debe pagar intereses) tanto a corto o a largo plazo, y crédito para referirse a cualquier deuda a corto plazo (o sea, una deuda financiera que vence dentro del ejercicio en curso).
Por último, no deben confundirse este uso de crédito con la abreviación de póliza de crédito, ya que este último concepto es una autorización que otorgan los bancos para realizar un giro en descubierto, con un cierto límite.
Conceptos relacionados con el pasivo circulante
El pasivo fijo o pasivo a largo plazo, en cambio, está compuesto por las obligaciones y las deudas que son exigibles en un plazo superior a los doce meses desde la fecha de su contratación. El pasivo contingente, por su parte, está vinculado a las obligaciones con transacciones con un cierto grado de incertidumbre y que pueden presentarse como la consecuencia de un suceso futuro.
Otros tipos de pasivos son el pasivo diferido (con las obligaciones cuya aplicación está vinculada a los resultados), el pasivo asumido (las obligaciones a cargo de otros que una empresa asume por su cuenta tras la firma de un convenio) y el pasivo titulado (deudas documentadas a cargo de organismos estatales).