El adjetivo permisivo califica al sujeto que tiene tendencia a consentir o a dar permisos para ciertas cosas. De este modo, la persona permisiva muestra su flexibilidad a la hora de establecer límites o de ejercer su autoridad.
Por ejemplo: “Mi hermano es demasiado permisivo con sus hijos: no comparto sus métodos de crianza”, “El jefe de Tatiana es permisivo y deja que cada empleado se vista como quiera”, “No soy permisivo, aunque siempre estoy dispuesto a dialogar”.
Ejemplos de individuos permisivos
Quien es permisivo, por lo tanto, muestra tolerancia a la transgresión de normas o, al menos, aparece como alguien que está abierto al intercambio de opiniones y de razones antes de tomar una decisión. Si una maestra anuncia la fecha de un examen y, tras las súplicas de sus alumnos, decide postergarla unos días, podrá decirse que es una persona permisiva.
Un padre, por otra parte, será calificado como permisivo cuando permite que su hijo realice ciertas actividades o tenga una determinada conducta que, para otros padres, pudieran ser motivo de censura o reprobación. Un padre permisivo, de esta manera, dejaría que su hijo adolescente se movilice solo por la calle aunque sea de noche, le permitiría asistir a conciertos de rock con sus amigos o aceptaría que no estudie cuando no tiene ganas de hacerlo.
Lo contrario de permisivo es estricto. El jefe que impide que sus empleados conversen en horas de trabajo, la maestra que no acepta ninguna excusa cuando un alumno no realiza una tarea o el padre que no deja que su hijo adolescente asista a una discoteca podrían mencionarse como estrictos. Como en muchos otros casos, ningún extremo es beneficioso.
Tipos de crianza
En la actualidad, cada vez más familia se hacen conscientes de la importancia que tiene en el desarrollo de sus hijos y en sus futuras personalidades el estilo de crianza por el que se vuelquen. Si bien es cierto que la relación paternofilial debería ser espontánea, no se debe olvidar que cada palabra, cada gesto, cada lección que los padres dan a sus niños durante los primeros años de vida los marcará y condicionará para siempre.
Por otro lado, cada niño posee una predisposición distinta a un trato u otro, así como inquietudes y formas de ser que influyen en la efectividad de cada estilo de crianza. Esto nos lleva a la conclusión de que no existe un sólo método que funcione en todos los casos, sino que el proceso de educación debe ser flexible y consistir en prestar mucha atención a cada paso, para tomar las mejores decisiones.
El estilo permisivo
Algunas características bien definidas del estilo permisivo de crianza son las siguientes:
* la comunicación y el afecto se presentan en abundancia, pero no se exigen actitudes propias de la madurez y la responsabilidad;
* la interacción entre los padres y los hijos se rige por los deseos y los intereses de estos últimos. Con el objetivo de que los hijos acepten lo que se les pide, los padres intentan adaptarse a través de minimizar su intervención en las decisiones;
* no existe el control generalmente considerado necesario de la conducta de los menores, por lo cual tampoco se plantean normas claras o estrictas;
* lejos de un sistema de premios y castigos, el padre permisivo considera que el niño aprenderá de su experiencia a escoger el camino más correcto.
Un hijo de padres permisivos suele mostrarse entusiasta y vivaz a primera vista, aunque llegado el momento de tomar decisiones importantes actúa de manera impulsiva, dominado por una inmadurez que amenaza con destruir sus esfuerzos iniciales. Además, su falta de autocontrol y de persistencia en los emprendimientos demuestra la carencia de límites durante su crianza.