El término italiano petecchia, a su vez derivado del griego pittákia, llegó a nuestro idioma como petequia. Así se denomina a la mancha de tamaño pequeño que aparece en la piel cuando, a nivel interno, se produce un derrame de sangre.
La petequia surge cuando un capilar sufre un daño y una pequeña cantidad de sangre sale del vaso. En un primer momento, la mancha tiende a ser rojiza, negruzca o violácea y luego, con las alteraciones químicas de la sangre que se producen por el paso del tiempo, se vuelve amarronada, amarillenta o verdosa.
Las petequias, en definitiva, implican un sangrado adentro de la piel que se manifiesta como pequeños puntos habitualmente rojos. Si la sangre se acumula en áreas planas de mayor tamaño el fenómeno se conoce como púrpura, mientras que la sangre reunida en una región con hematomas grandes provoca la llamada equimosis.
Entre las causas más habituales que llevan a que se produzca una petequia podemos destacar desde la ingesta de ciertos medicamentos (penicilina, quinina…) como el haber llevado a cabo un esfuerzo de forma prolongada pasando también por ciertos trastornos médicos.
En concreto, entre las enfermedades que pueden llevar a la aparición de la petequia nos encontramos con la escarlatina, la endocarditis, la vasculitis, la amigdalitis estreptocócica o la mononucleosis. Eso sin pasar por alto otras tales como la leucemia, la falta de vitamina K o el escorbuto.
Infecciones de tipo bacteriano o viral son las que propician que muchos niños presenten petequias en su piel. En concreto, les suelen aparecer en los brazos, en las nalgas, en el abdomen e incluso en las piernas y no les supone ningún tipo de picazón.
Por regla general, esas no entrañan ningún tipo de peligro. No obstante, se recomienda que los padres estén pendientes de las citadas y las observen para ver si sufren cambios. En concreto, se determina que esos lleven a sus hijos al médico cuando, además, tengan fiebre, cuando los pequeños se muestren excesivamente irritables, cuando la afección en sí ha empeorado o cuando los niños tengan una somnolencia que no es habitual en ellos.
Asimismo, se aconseja acudir al doctor cuando los pequeños muestren dificultad para respirar, cuando el número de manchas en la piel haya aumentado de forma considerable o cuando los niños presenten lo que son líneas largas debajo de lo que son las uñas.
Es importante no confundir las petequias con el eritema, que es un enrojecimiento de la piel sin sangrado. En el caso de las petequias, si se presiona la zona, la piel no se torna más clara o blanquecina, algo que sí ocurre con el eritema.
El sangrado en la piel, ya sea como petequia o de otra clase, suele producirse por traumatismo o lesión. De todos modos, hay otras causas que pueden provocarlo, como una enfermedad que altera la coagulación, una reacción alérgica, una septicemia o un trastorno autoinmunitario.
Si la petequia irrumpe sin motivo aparente y no desaparece con el correr de los días, es importante acudir a un médico. El profesional está en condiciones de estudiar el cuadro y tomar las medidas necesarias para cuidar o restablecer la salud.