El adjetivo pluriétnico se emplea para calificar a aquello que abarca o congrega distintas etnias. Una etnia, en tanto, es un grupo humano que se define por similitudes culturales, raciales o de otra índole.
La idea de pluriétnico se utiliza con referencia al Estado, la asociación, la entidad o el movimiento que comprende diferentes etnias. Esto quiere decir que presenta diversidad, ya que cuenta con integrantes que evidencian características variadas.
Ejemplos de países pluriétnicos
Bolivia, por ejemplo, es un país pluriétnico. O plurinacional, como se lo denomina oficialmente por el reconocimiento a la preexistencia de naciones en su territorio antes de la conquista española. Estas naciones aluden a aymaras, quechuas, guaraníes, ayoreos y otras etnias.
Otro caso es Colombia, que atravesó un extenso proceso de mestizaje que comenzó con la conquista española, el cual derivó en una gran riqueza cultural, que combina costumbres de varios orígenes. El ser humano no suele aceptar la diversidad cultural o racial con facilidad, al menos no de buenas a primeras. Esto conduce a la discriminación, que se puede manifestar de muchas formas, todas ellas lamentables.
En Colombia, la Conquista derivó en que se mezclasen tres culturas: la africana, la indígena americana y la europea (principalmente, la española). De este modo tuvo lugar el surgimiento de los mestizos, los mulatos, los zambos y los cuarterones.
Mestizos, mulatos, zambos y cuarterones
Se define mestizo como el hijo de un blanco y un amerindio; en otras palabras, uno de los progenitores debe ser de raza blanca (término que hoy en día no sería suficientemente preciso para identificarla) y el otro, de raza amerindia.
Un mulato, en cambio, era el hijo de una persona negra y una blanca. Luego tenemos el concepto de zambo, el proceso de mestizaje que tenía lugar cuando los progenitores eran una persona indígena de América y la otra, de raza negra. Por último tenemos al cuarterón, el individuo que nacía en el continente americano de una combinación entre genes mestizos y españoles.
El respeto por el componente pluriétnico
Es necesario un profundo trabajo de concienciación que les demuestre a los ciudadanos la riqueza que se esconde tras la diversidad, para que dejen atrás el desprecio y lo cambien por una aceptación que pueda resultar natural. Un país pluriétnico debería ser preferible a uno monoétnico, precisamente porque la variedad de orígenes potencia su desarrollo cultural y lo impulsa a horizontes impredecibles.
En muchos casos, el rechazo que ciertos grupos étnicos reciben por parte de las mayorías los llevan a despreciarse a ellos mismos. Se trata de una situación muy peligrosa, porque amenaza la continuidad de su herencia cultural en pos de una conversión para reducir la hostilidad. Nadie debería sentirse menos valioso o digno de respeto a causa de su raza; por el contrario, descubrirse diferente debería ser motivo de alegría e impulsar la divulgación de las propias diferencias para enriquecer a los demás.
El reconocimiento del Estado
A lo largo de la historia existieron muchos casos de Estados pluriétnicos (o multiétnicos, que significa lo mismo). La convivencia entre las etnias fue más o menos armoniosa según cada uno, existiendo incluso hechos de violencia entre comunidades.
La República Federativa Socialista de Yugoslavia, surgida tras la Segunda Guerra Mundial, fue un Estado pluriétnico que se disolvió en 1992. En su búsqueda de independencia y de control territorial, los croatas, los serbios, los albaneses y los bosnios se vieron envueltos en conflictos bélicos que dejaron miles de muertos.
Es importante mencionar que, más allá de los reconocimientos oficiales y de las leyes migratorias, la mayoría de los países son pluriétnicos en la actualidad. Esto se debe a las migraciones que llevan a personas de múltiples nacionalidades y culturas a convivir en ciudades cosmopolitas, como Nueva York o Londres, por mencionar dos posibilidades.