El concepto de posición puede usarse para nombrar a dónde o cómo está ubicado alguien o algo. La raíz etimológica del término se halla en el vocablo latino positio.
La idea de absoluto, por su parte, tiene varios usos. En esta oportunidad nos interesa su acepción como aquello que es independiente y/o completo.
Partiendo de estas nociones, podemos avanzar con la definición de posición absoluta. Así se denomina a la localización precisa de un sitio apelando a un sistema de coordenadas geográficas.
La posición absoluta de un lugar, por lo tanto, es su ubicación exacta. Para determinar esta posición se emplean datos que permiten situar un punto preciso en la superficie del planeta Tierra. La posición relativa, en cambio, se establece recurriendo a otros puntos como referencia: así, la ubicación se vincula a la situación de la zona respecto a otros emplazamientos.
Es importante tener en cuenta que las coordenadas geográficas funcionan como un sistema de referencia para ubicar cualquier punto terrestre a través de letras, números y símbolos. Lo habitual es que se empleen dos coordenadas de posición horizontal: la latitud (que es la distancia al ecuador) y la longitud (la distancia al meridiano de Greenwich).
Conociendo estas coordenadas, es posible determinar la posición absoluta de un lugar. Por ejemplo, la posición absoluta de la ciudad estadounidense de Miami es 25°47′00″N 80°13′00″O.
La posición absoluta también aparece en el terreno de la informática. En el lenguaje CSS, se entiende que la posición absoluta es el punto de partida establecido en el borde de la ventana del browser o navegador. Partiendo de esta posición absoluta, se pueden usar diversas propiedades de desplazamiento.
En la informática, las nociones de posición absoluta y relativa son de gran importancia en muchos de sus campos, en general los que se apoyan fuertemente en el diseño gráfico. Salvando las diferencias en la nomenclatura, también podemos decir que el almacenamiento en memoria principal o secundaria recurre a estos conceptos: no es lo mismo proporcionarle al procesador un espacio definido en memoria que decirle «almacena este dato en el primer espacio disponible que encuentres después de este punto».
Para la gente ajena al mundo de las ciencias exactas, hablar de absoluto y relativo puede no significar mucho, pero en estos ámbitos se trata de ideas contrastantes, que no pueden intercambiarse a menos que deseemos enfrentarnos a un caos. Pensemos por un momento en la memoria RAM de un ordenador: allí se almacenan momentáneamente los programas y archivos que utilizamos, como si se tratara de una mesa sobre la cual ubicamos nuestro cuaderno, el bolígrafo y los libros antes de hacer un trabajo de investigación; si pusiéramos un elemento en el mismo punto exacto en el que se encuentra otro, el universo mismo colapsaría.
En la vida real, esto es imposible: el cuaderno y uno de los libros no pueden estar exactamente en la misma posición; pero en la memoria RAM, sí, y este error podría ser «fatal». Por esta razón, antes de indicar una posición absoluta para su uso debemos estar seguros de que se encuentra disponible, de que allí no hay parte del sistema operativo, por ejemplo; en su defecto, siempre es preferible una posición relativa.
Volviendo al caso del diseño gráfico, ubicar los diferentes elementos tales como cuadros de texto e imágenes haciendo uso de la posición absoluta puede resultar conveniente si conocemos de antemano la resolución de la pantalla en la que se exhibirán y ésta no cambiará; para el resto de los casos, la posición relativa es la mejor opción, ya que nos permite emitir sentencias tales como «su ancho es el 30% del del cuadro en el que se encuentra», en lugar de «su ancho es de 400 píxeles».