La noción de potrillo se utiliza para aludir al caballo que todavía no alcanzó los tres años de vida. El término es el diminutivo de potro, que alude al equino juvenil.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), potro refiere específicamente al caballo desde su nacimiento hasta que cambia sus dientes de leche, lo cual suele concretarse cuando tiene cuatro años y medio. Esto quiere decir que, desde que nace y hasta los tres años, al animal se lo puede llamar potro o potrillo.
Expresado de otro modo, todos los potrillos también son potros. Sin embargo, no todos los potros son potrillos: el ejemplar de tres años y medio o de cuatro años ingresa en la definición de potro, pero ya no en aquello que se entiende por potrillo.
Es importante mencionar que los caballos son mamíferos herbívoros que pertenecen a la especie cuyo nombre científico es Equus ferus caballus. Son perisodáctilos (sus extremidades finalizan en pezuñas, con una cantidad impar de dedos y el dedo central con mayor desarrollo que el resto) y se caracterizan por su cuello extenso y su porte.
Desde que la yegua queda preñada hasta que nace el potrillo, pasan unos once meses. Por lo general nace un potrillo por vez, siendo poco frecuentes los embarazos múltiples.
Se estima que el potrillo puede pararse una hora después de su nacimiento. De hecho, al nacer, sus patas ya tienen el 90% de la longitud que alcanzarán en la etapa adulta. A unas dos horas del alumbramiento, el potrillo incluso puede correr.
Otro de los rasgos considerados normales del potrillo durante sus primeras horas fuera del vientre de su madre es que debe haber comenzado a alimentarse antes de que pasen las cuatro horas. Resulta fundamental que tome el calostro (la primera leche que produce su madre luego del parto) de forma inmediata; si esto no fuera posible, por diferentes razones, entonces la persona a cargo de la yegua debe ordeñarla y colocar la leche en un recipiente esterilizado para alimentar al potrillo con ayuda de un biberón. Si el plazo entre el parto y la primera comida supera las ocho horas puede tener lugar una infección.
Si la yegua vuelve a entrar en gestación, el destete tiene lugar luego de los diez meses; de otro modo, el plazo puede alcanzar los veinte meses. Sobra decir que todos estos cuidados responden a la cría de potrillos por parte del ser humano: los animales saben perfectamente cómo proceder en la naturaleza ya que vienen preparados para atravesar todas sus experiencias sin intervención de nuestra especie. Una infección, por ejemplo, puede no ser tan grave para el potrillo en su hábitat natural, pero en el caso de la ganadería el interés está puesto en el dinero de su dueño y no en el bienestar del animal de forma genuina.
Los potrillos que nacen en una granja deben acostumbrarse desde pequeños a estar atados. Para esto se utiliza el denominado cabestro, una cuerda que se aferra al cuello o la cabeza con el propósito de conducir al caballo o dejarlo amarrado a un poste para que no se aleje. Se recomienda usar un nudo que pueda deshacerse con facilidad ante una emergencia.
El corral en el que se colocará al potrillo debe ser seguro; por ejemplo, sus cercas no deben estar espaciadas ni debe haber huecos lo suficientemente grandes como para que el animal se lastime o se quede atorado. Los expertos suelen usar un recinto cerrado con una malla de alambre o bien con barandas y postes. Este espacio también debe protegerlo de las inclemencias del tiempo, en particular si el clima es extremo.