Antes de proceder a entrar de lleno en el planteamiento y análisis del significado del término prefacio, se hace necesario determinar su origen etimológico. En este sentido, podemos establecer que procede del latín, más exactamente de la palabra «praefatio» que puede traducirse como «hablar primero».
Dicha palabra es fruto de la suma de dos componentes: el prefijo «prae-«, que es sinónimo de «antes», y el verbo «fari», que es equivalente a «hablar».
Qué es un prefacio
Prefacio es un término que hace referencia a una sección o parte introductoria de una publicación. Se trata del preámbulo que se ubica en el inicio de un libro u otro tipo de trabajo impreso y que, por lo general, funciona como una especie de guía para el lector.
El prefacio se escribe antes que el resto de la obra. En él, el autor puede mencionar sus objetivos e intenciones. El prefacio también puede servir como introducción de una novela y ser parte de sus acciones (narrando acontecimientos previos a los que serán el eje de la trama).
Su uso en la Antigüedad
Desde tiempos inmemoriales se ha hecho utilización del prefacio. Así, por ejemplo, sabemos que en la Antigüedad aquel se empleaba como parte inicial de una obra, aunque cada civilización o cultura los realizaba de un modo u otro.
En este sentido, ha llegado hasta nuestros días que los griegos apostaban por realizar un prefacio corto y muy sencillo, mientras que los romanos lo desarrollaban de manera muy general por lo que podía ser usado para iniciar diversos tipos de obras.
Prefacios en el teatro
En cualquier tipo de trabajo literario se hace interesante que cuente con un prefacio. Sin embargo, donde se convierte en pieza fundamental es, sin lugar a dudas, en las obras teatrales. El motivo es muy sencillo: en él el autor puede plantear ideas, argumentos, líneas y esbozos de una serie amplia de elementos que ha querido transmitir en su trabajo pero que quizás no se pueden percibir como hubiera querido en lo que son los diálogos que mantienen los distintos personajes.
Un claro ejemplo de ello lo encontramos en el prefacio que Moliére llevó a cabo en su obra «Tartufo», donde guía y enriquece al público con distintos enfoques y orientaciones.
Similitudes y diferencias con el prólogo
Cabe destacar que el término suele utilizarse como sinónimo de prólogo: de hecho, así es mencionado en el diccionario de la Real Academia Española (RAE). Por eso muchos escritores y editores no diferencian entre ambos conceptos. Para otros, en cambio, el prólogo se parece al prefacio en que ambos se sitúan al comienzo del libro, pero el prólogo se escribe al finalizar la obra.
El prólogo, por otra parte, puede ser escrito por un tercero. Esto es habitual cuando se trata de un autor que publica su primer libro o que aún no es reconocido, por lo que pide a otro escritor con mayor trascendencia que se encargue del prólogo. Esta firma sirve como soporte para el nuevo libro y contribuye a su difusión.
En el prefacio, en definitiva, el autor puede explicar los motivos que lo llevan a escribir la obra en cuestión y a anticipar cómo desarrollará el proceso de escritura.
Prefacio en el cristianismo
Otro uso del concepto de prefacio se encuentra en la liturgia del cristianismo y hace mención al momento de la misa que antecede al canon. El prefacio es una oración que permite agradecer a Dios y que da lugar al canon donde se consagra la eucaristía.