El adjetivo preponderante se utiliza para calificar a lo que predomina o sobresale entre aquello con lo que se realiza una determinada comparación. El verbo preponderar, por su parte, refiere a tener más fuerza, impacto, peso o influencia en un cierto contexto.
Por ejemplo: «El fútbol español es preponderante a nivel europeo desde hace más de un lustro gracias a su liga local y a su seleccionado nacional», «No creo que la presencia del dirigente socialista en la lista de candidatos sea preponderante en las próximas elecciones legislativas», «Los reality shows son preponderantes en la televisión actual».
Ejemplos de preponderante en distintos ámbitos
La preponderancia puede aparecer en diversos ámbitos. El dueño de una empresa puede desear que su hijo desarrolle un rol preponderante dentro de la estructura corporativa y, con ese fin, nombrarlo director general y autorizarlo a tomar las decisiones más trascendentes de la compañía, por ejemplo.
Si se dice que Italia tiene un lugar preponderante en la industria de la moda, se estará mencionando que esta nación europea resulta muy importante dentro del sector de la indumentaria, ya sea por su nivel de producción, calidad de sus diseñadores, historia, etc.
En el contexto de un deporte, puede señalarse que un equipo X manifestó un dominio preponderante en los últimos años (como Miami Heat en la NBA entre 2010/11 y 2013/14: jugó las cuatro series finales de dicho periodo y se impuso en dos).
En un conjunto musical en el que cantan tres personas, puede haber un artista que lleve la voz preponderante. Esto supone que su voz se escuche más que las de sus compañeros, ya sea por su potencia o por poseer una mejor técnica, que le permita aprovechar mejor sus amplificadores naturales.
El concepto en la economía
Se conoce como agente económico preponderante a cualquier empresa que posea más del 50% de la audiencia, los usuarios suscriptores, la capacidad o el tráfico. Se trata de cualquier agente económico que posea un poder sustancial dentro de un mercado específico, de manera que pueda controlar el éxito de sus competidores a través de tácticas que consistan en manipular los precios, las tarifas o las condiciones de sus planes, por ejemplo.
La forma de luchar contra un agente económico preponderante conlleva una regulación diferente de la que se les aplica a sus competidores, para evitar que les imponga barreras que impidan su desarrollo o, en el peor de los casos, su permanencia en el mercado.
Regulación del funcionamiento de un agente económico preponderante
Por ejemplo, en el caso de una empresa de telefonía, una reforma que busca atacar su condición de preponderante podría exigirle que no cobre tarifas adicionales a sus clientes cuando llamen a números de las demás compañías. Si más del 50% de los usuarios de telefonía de un país pertenece a una sola empresa y las llamadas a los competidores son demasiado caras, es probable que intenten convencer a sus amigos y conocidos de pasarse a la suya, la preponderante, y esto constituye una táctica desleal que puede impactar negativamente a la competencia sin darle muchas oportunidades de contraatacar.
Por otro lado, también es posible exigirle a un agente económico preponderante que comparta sus instalaciones con otras empresas para cuestiones tales como la cobertura telefónica a nivel nacional; si la compañía contara con antenas a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, debería permitir que sus competidores las aprovechasen para poder ofrecer a sus clientes el servicio de roaming sin coste adicional.
Muchas de las grandes empresas realizan inversiones de varios millones en sus procesos de investigación y desarrollo para perseguir a cada paso la innovación y ser capaces de ofrecer a sus clientes algo diferente; pero la preponderancia no suele alcanzarse por estos medios, sino que suele ser la consecuencia de una competencia agresiva y desleal, basada en levantar muros que impidan el avance de los otros.