Un propósito funciona como inspiración.
El propósito es la intención o el ánimo de hacer o dejar de hacer algo. En el habla cotidiana, se suele utilizar en la expresión «a propósito» como sinónimo del término adrede para señalar una acción deliberada, generalmente perjudicial o molesta para un tercero.
El propósito -del latín propositum- también es un objetivo, algo que se quiere conseguir y que requiere de esfuerzo y de ciertos sacrificios. Puede tratarse de una meta relacionada con el desarrollo personal, como se aprecia en la oración «Mi propósito es terminar la carrera en dos años y después viajar a Europa a buscar trabajo como profesional», o de la razón que hay detrás de una decisión difícil («La empresa se vio obligada a despedir a veinte empleados con el propósito de reducir sus gastos»).
Propósito es, por otra parte, el asunto o la materia acerca de la cual se habla en un discurso: «A propósito de la sanción a su entrenador, la Asociación del Fútbol Argentino declaró que no enviará a ningún representante al sorteo que determinará los grupos del próximo Campeonato Mundial», «Las vacaciones, a propósito de lo que me comentas, serán acordadas el mes próximo». En este caso, es posible intercambiar la expresión «a propósito» por «con respecto a», a diferencia de lo expuesto en el primer párrafo.
Temas
ResumenPropósito como sentido
En un nivel más profundo y trascendental, el propósito de un ser humano es el sentido que otorga a su vida. Quién soy, de dónde vengo, para qué estoy aquí y hacia dónde voy son algunas de las preguntas que los hombres intentan responder para encontrar el propósito de su existencia. Dichos interrogantes no esperan necesariamente una respuesta definida y precisa, sino que funcionan como el motor de la vida; la mera posibilidad de dar con las razones de nuestro paso por la Tierra es suficiente para continuar avanzando.
Sobra decir que la voluntad de ahondar en nuestras raíces, de buscar en nuestra esencia quiénes somos realmente y por qué motivo existimos no caracteriza a todos los seres humanos, sino tan solo a los pocos que no están dispuestos a transitar el mismo camino que sus antepasados a ciegas, como si la vida se tratase de un circuito cerrado y lineal.
Buscar el propósito de nuestra existencia requiere de una gran voluntad, ya que representa una decisión que repercutirá en todos los aspectos de la vida; luego del intento inicial de «mirar más allá de lo evidente», una vez que hallamos la primera respuesta reveladora, ya no podemos echarnos atrás. Cuando se entiende que hacer daño a un ser vivo deliberadamente es cruel, ya es tarde para decidir hacerlo; cuando se visualiza un futuro en el cual somos libres de conocer el mundo, de descubrirnos a nosotros mismos a cada paso, resulta imposible quedarse en el nido.
La concreción de un proyecto puede ser el propósito de una persona.
Distintos puntos de vista
Claro está que, ante la falta de una verdad irrefutable, puede resultar tan válido creer que debemos encontrar el propósito de la vida como decir que no existe tal cosa, que somos simplemente materia completando un ciclo meramente biológico en un planeta como tantos otros, en una galaxia como tantas otras. La existencia de un dios, el amor, la amistad, la vocación… La sensibilidad de cada individuo hace que dichas cuestiones se ordenen en un sistema jerárquico que dirige sus días y define su personalidad.
El ser humano ha creado escuelas y universidades, que son centros de formación que otorgan un certificado de aptitud a sus estudiantes: un documento que sirve como prueba de su rendimiento académico. Pero, ¿qué hay de nuestro paso por el mundo? ¿Quién nos dice si lo hemos hecho bien o mal? ¿Vale más el trabajo de Wolfgang Amadeus Mozart que el de un humilde obrero que se sacrificó durante toda su vida para mantener a sus diez hijos? ¿Puede, acaso, decirse que ambos encontraron su propósito?
Muchos individuos tienen como propósito el crecimiento en su profesión.
Ejemplos de propósito
A partir de todo lo expuesto, podemos mencionar distintos ejemplos de propósito, teniendo en cuenta las diferentes acepciones del concepto.
El propósito, como ya indicamos, puede ser una motivación. Una pareja puede tener como propósito comprarse una casa: ese es su deseo, su aspiración. Dicha ambición lleva a ambos a asumir el compromiso de realizar acciones tendientes a alcanzar ese sueño. Por eso trabajan horas extras para ganar más dinero y restringen salidas para ahorrar. Puede decirse que la pareja actúa con determinación y sin perder el enfoque para cumplir con su propósito.
En cuanto al propósito como sentido, se trata del objetivo vital de alguien. Una mujer puede afirmar que su misión en la vida es acompañar a su hijo. Por eso la finalidad última de sus acciones consiste en ayudar y guiar a su descendiente. Por supuesto, realiza más actividades en la vida cotidiana y tiene también otras metas (sociales, profesionales, etc.), pero lo que considera como motor de su existencia es contribuir a la felicidad de su hijo.
Los propósitos, asimismo, pueden surgir de la moral o de la espiritualidad. Un hombre asume como propósito de vida honrar a Dios, para lo cual sigue los preceptos que indica su religión. Así, sus creencias dan forma a su conciencia y orientan su conducta.
