La noción de provecho procede del vocablo latino profectus. El término puede emplearse para aludir a la ganancia o el beneficio que se brinda o se obtiene de alguien, o que se produce a partir de algo.
Por ejemplo: “Para sacar provecho a esta máquina, primero tienes que aprender a usarla”, “El equipo local intentará sacar el máximo provecho posible de las ausencias que padecerá su rival”, “La verdad es que le saqué provecho al congreso: establecí muchos contactos que me ayudarán en el futuro”.
Precisamente, se habla de «sacarle provecho» a algo para hacer referencia al buen uso de una cosa o situación, de modo tal que valide absolutamente nuestro esfuerzo y nos deje el mayor beneficio posible. Pensemos en un ordenador, por ejemplo, un dispositivo muy útil para todos los ámbitos, desde el desarrollo hasta el entretenimiento; si queremos sacarle el mayor provecho posible deberemos instalarle ciertos componentes y realizar ciertas tareas de mantenimiento con frecuencia.
En primer lugar, deberíamos asegurarnos de comprar el ordenador que nos brinda las prestaciones fundamentales para cumplir nuestros objetivos, y esto depende en gran parte de su placa base (la motherboard, en inglés) ya que es la parte a la cual conectaremos todas las otras, desde el procesador hasta la memoria y los discos duros. Si la placa base es demasiado antigua para nuestras necesidades, entonces no hay mucho que hacer. En el caso contrario, para sacarle provecho deberemos colocarle componentes que estén a su altura en cuanto a la velocidad y las tecnologías de transmisión de datos, compresión, etcétera.
Con el procesador, la memoria RAM, el disco duro y la tarjeta gráfica más rápidos y modernos que acepte la placa base estaremos cerca de sacarle el mayor provecho posible al ordenador.
En algunos países, la idea de provecho se utiliza para nombrar al eructo, sobre todo si es de un bebé. Los eructos, en tanto, son el resultado de expulsar gases estomacales a través de la boca, generando un ruido.
Lograr que un niño lactante haga provecho, en este marco, es muy importante. Esta acción permite que el pequeño expulse el aire que tragó mientras bebía de un biberón o una mamadera. De todos modos, si el bebé no consigue hacer provecho, se debe a que no tiene aire para expeler.
Cuando el niño, después de comer, se muestra molesto o incómodo, es posible que la causa sea la imposibilidad de expulsar el aire. Para ayudarlo a hacer provecho, se recomienda sostenerlo en posición vertical, con su panza apoyada en el pecho del adulto, y realizarle masajes en la espalda.
La expresión “buen provecho”, por último, se utiliza para desearle a alguien que disfrute una comida. Es habitual que se pronuncie luego de servir un plato o de acercarse a quien se encuentra comiendo.
Este deseo de que los comensales disfruten de la comida lo puede expresar tanto quien haya cocinado como cualquiera de los que están a punto de comer, aunque el primer caso es más frecuente. Dado que la persona que lo dice adquiere un rol de relativo liderazgo, no es raro que se trate del cocinero o al menos del anfitrión, que de alguna manera les dice a sus invitados «aquí podrán disfrutar de la comida».
Como se menciona en un párrafo anterior, esta expresión se debe usar antes de comer o bien durante el comienzo, pero no una vez finalizada la comida. La razón es que se trata de una suerte de augurio positivo para que los alimentos «sean» y no que «hayan sido» del agrado de los comensales. Después de la comida es más común preguntar si todo ha estado bien, si están satisfechos o si se han quedado con hambre.