Las pseudopalabras son términos que parecen palabras reales ya que pueden pronunciarse y presentan caracteres de uso habitual en una lengua, pero sin embargo carecen de un significado léxico. Estos fragmentos discursivos son agrupaciones de letras que no permiten representar una idea o un concepto.
El elemento compositivo pseudo se utiliza para referirse a aquello que supone una copia, una imitación o una falsificación y que, por lo tanto, no es original. Una palabra, por su parte, es una porción de una expresión que tiene una cierta funcionalidad y que está delimitada por acentos y pausas.
Ejemplos de pseudopalabras
“Sutapola” es un ejemplo de pseudopalabra. Si consultamos el diccionario de la Real Academia Española (RAE), veremos que no existe dicha palabra. Sin embargo, por su fonética y por la combinación de letras que incluye podría formar parte de nuestra lengua. Incluso es posible imaginar un significado y emplear esta pseudopalabra en oraciones: “Estoy un poco sutapola, mejor voy a descansar un rato”, “El muchacho tomó la sutapola y se marchó del recinto”.
Otras combinaciones aleatorias de letras, en cambio, no logran constituirse como pseudopalabras. “Rxtrjsspwmn” no es una pseudopalabra ya que no imita las palabras que usamos en la lengua castellana: carece de vocales, no puede pronunciarse, etc. No se puede concebir ninguna oración lógica o plausible, por lo tanto, que incluya “rxtrjsspwmn”.
Su uso en la educación
Dentro del ámbito educativo, se recurre en ocasiones a juegos con pseudopalabras con el objetivo de no sólo entretener a los niños sino también de que se diviertan con el lenguaje, adquieran rapidez y agilidad mental, aumenten su vocabulario y trabajen con el idioma en general.
Una manera que tienen de utilizar en clase las pseudopalabras es a través de concursos con las mismas. En concreto, el profesor lo que hace es colocar en la pizarra una serie de pseudopalabras que parece que no tienen ningún tipo de sentido o significado. Sin embargo, sí lo tienen porque si se ordenan correctamente las letras se puede formar una palabra real y con su propio significado. De esta forma, los alumnos que antes lo adivinen ganan.
Un ejemplo puede ser poner en la pizarra pseudopalabras como “docabillo”, “folígrabo” o “caremalo”. Estas tienen que ser resueltas por los niños que deberán descubrir que tras las mismas se encuentran palabras reales como “bocadillo”, “bolígrafo” o “caramelo”.
Asimismo, también se puede jugar con los niños creando otras pseudopalabras que no existan pero que vengan a recordar a otras que sí son reales. De esta manera, tendrán que adivinar rápidamente a cuáles términos de verdad se parecen. Ejemplos pueden ser “bomderos”, “paperela”, “espimacias”, “pelícono” o “raciador”.
Ante la aparición de esas propuestas, los estudiantes tendrán que exponer que se asemejan a “bomberos”, “papelera”, “espinacas”, “pelícano” o “radiador”, respectivamente. No obstante, en estos casos siempre pueden salir más de una alternativa a la pseudopalabra en cuestión.