Para poder establecer correctamente el significado del término racionalización, es importante comenzar conociendo su origen etimológico. Así, en este sentido, podemos determinar que deriva del latín ya que está compuesto por elementos procedentes de dicha lengua:
-El sustantivo “ratio”, que puede traducirse como “razón”.
-”-izare”, que se emplea como sinónimo de “convertir en”.
-El sufijo “-cion”, que se utiliza para indicar “acción y efecto”.
Qué es la racionalización
Se conoce como racionalización al proceso y el resultado de racionalizar. Este verbo, por su parte, refiere a la optimización de tiempos, costos o esfuerzos en base a una planificación; o a la reducción de algún concepto a una noción racional. En el ámbito de la matemática, racionalizar consiste en la eliminación de los radicales que se hallan en el denominador de un número fraccionario.
Por ejemplo: “Tenemos que analizar el proceso para lograr la racionalización de la producción”, “El disertante se explayó con sus opiniones, pero yo necesito la racionalización de lo explicado”, “La evaluación incluirá varios ejercicios de racionalización de binomios”.
El concepto según el psicoanálisis
El psicoanálisis, por su parte, habla de la racionalización como uno de los mecanismos inconcientes de defensa que tiene una persona. Este mecanismo se pone en marcha cuando un individuo pretende justificar, desde un plano lógico, alguna acción o emoción que, sin la correspondiente justificación racional, le provocaría algún conflicto (culpa, incertidumbre, etc.).
Con la racionalización, la persona se autoconvence de su justificación: no utiliza una mentira o una excusa, sino que desarrolla un mecanismo inconciente que le permite racionalizar lo hecho y lo mantiene conforme.
Ejemplos de racionalización
Supongamos que, en un vínculo de pareja, un hombre realiza “bromas” constantes a su mujer, a través de las cuales le transmite críticas y comentarios negativos. Ante las quejas de su esposa, el hombre se defiende alegando que son sólo chistes, y no reconociendo que está agrediendo a su pareja por algún motivo. De este modo, el individuo apela a la racionalización.
Existen otros muchos ejemplos que pueden servir para entender cómo el ser humano utiliza lo que es la racionalización en su día a día para intentar justificar o encontrar una explicación a porqué actúa de un modo u otro. Así, una persona que esté claramente diagnosticada como neurótica obsesiva con lo que se refiere a la limpieza y a hábitos de higiene puede argumentar sus actitudes estableciendo que eso es debido a que las normas de higiene son fundamentales para tener una salud óptima y adecuada y que responde a criterios médicos.
De la misma manera, alguien que se manifieste como un homófobo puede racionalizar su actitud exponiendo que la homosexualidad no contribuye a reproducirse y, por tanto, no ayuda a “continuar la especie”.
Además de la racionalización como mecanismo de defensa que utiliza el ser humano desde un punto de vista psicológico, tendríamos que destacar que también recurre al empleo de otros tales como la identificación, que le ayuda a fortalecer su autoestima; el desplazamiento de sentimientos emocionales; la proyección, la formación reactiva o lo que se conoce como regresión.