RCP es la sigla que corresponde a reanimación cardiopulmonar o resucitación cardiopulmonar. Se trata de una técnica que se pone en práctica cuando una persona deja de respirar súbitamente, con el objetivo de restablecer la capacidad respiratoria y la actividad del corazón del individuo.
Por lo general, la RCP se realiza combinando dos procesos de forma alternada. Mientras se hacen compresiones en la zona pectoral de la persona que dejó de respirar para que recupere las funciones cardíacas, se le proporciona respiración boca a boca para que sus pulmones reciban aire. Estos dos procesos se tienen que desarrollar, respetando un cierto ritmo, hasta que el sujeto vuelva a respirar.
Finalidad de la RCP
La finalidad de la RCP es que el flujo de sangre de la persona no se detenga aún cuando no está respirando. Si se logra esto, se pueden minimizar daños irreversibles en el cerebro y hasta evitar la muerte debido a que se concede tiempo hasta el arribo de un médico.
Es imprescindible que la RCP se empiece a ejecutar apenas se advierte que el individuo no respira (o sea que no salga aire por su nariz ni por su boca) y está inconsciente (no responde ante el tacto o la voz). La RCP, de este modo, puede ayudar a salvar la vida de una persona que sufrió un ahogamiento o un paro cardíaco, o que se desvaneció debido a una descarga eléctrica.
Aunque la realización de RCP es simple, hay que tener en cuenta ciertas cuestiones, como la postura de los brazos y de las manos al realizar la comprensión y la zona en la que se ejerce la presión.
La capacitación
Normalmente, las compañías ofrecen a sus trabajadores cursos de RCP, independientemente de la actividad que realicen, dado que se trata de una serie de conocimientos muy necesarios para actuar ante una emergencia. Dicha capacitación puede ser brindada a los empleados tanto en alguna de las etapas previas a la contratación (para asegurarse de que todos ellos cuenten con esta habilidad) como en cualquier momento a lo largo de su relación con la empresa.
Lo normal es que en el contexto de un curso de RCP se utilicen muñecos para las prácticas, en lugar de exigir a los estudiantes que interactúen con otras personas, ya que el procedimiento no es tan sencillo como se lo suele mostrar en la televisión o en el cine, y es necesario relajarse y concentrarse para respetar todas las indicaciones de los instructores. Por otro lado, algunos de los pasos podrían despertar momentos de incomodidad si se trabajara en pares, sobre todo la respiración boca a boca.
También es común que estos cursos se dicten en las escuelas, ya sea durante campañas de concienciación masiva o como parte de los contenidos básicos, aunque esta última opción es muy rara. Si todos los estudiantes aprendieran a dominar la técnica de reanimación cardiopulmonar desde pequeños, el número de muertes a causa de demoras por parte de las ambulancias sería mucho menor.
La RCP de ayer a hoy
Resulta interesante señalar que la RCP se originó a finales del 1700, o al menos de esa época datan las primeras evidencias escritas de un procedimiento similar, el cual se basaba en presionar el cartílago cricoides para que no entrara aire en el esófago mientras se llevaba a cabo la insuflación artificial. A pesar de la antigüedad de estos descubrimientos, fue recién a mediados del siglo XX que las bases de la reanimación cardiopulmonar quedaron sentadas de manera formal.
Hasta el presente, las mismas han sido modificadas en más de una ocasión; por ejemplo, al principio se contemplaba un máximo de 60 compresiones por minuto, mientras que en la actualidad se indica un promedio de 100.