
La reactividad química da cuenta de la fuerza o energía que una sustancia química posee al momento de reaccionar con sí misma o con otra.
Reactividad química es un concepto que, a grandes rasgos, da cuenta de un cambio químico evidenciado en alguna sustancia. La teoría de la reactividad química fue estudiada, a lo largo de la Historia, por científicos como el checo Rudolf Zahradník y el francés Jean-Michel Savéant.
Cabe resaltar que se habla de reacción química ante una materia que experimenta una transformación en el marco de un proceso termodinámico que altera tanto su estructura como su composición molecular. Los compuestos o sustancias que se agregan a un sistema en pos de generar una reacción química se definen como reactivos, mientras que los productos son las sustancias surgidas como consecuencia de la reacción.
Y, en este contexto, la reactividad química marca qué capacidad presenta una especie o sustancia química frente a diversos reactivos en cuanto a la chance de producirse, y a qué velocidad o rapidez, una reacción química.
Instruirse en torno a qué y cómo es la reactividad química resulta enriquecedor e importante dado que son muy variadas las propiedades reactivas que poseen los productos químicos, los cuales tienen numerosas aplicaciones prácticas. La exposición a ciertas condiciones físicas o a otros elementos químicos influye de diferente manera en la capacidad de reacción y es fundamental saber cuáles son, y cómo pueden prevenirse, los peligros vinculados a la reactividad química. También es necesario estar al tanto de los factores que la afectan y de los desafíos que van surgiendo en vista a alcanzar mayor eficiencia, menos generación de residuos y alinearse con criterios de sostenibilidad.


Fundamentos de la reactividad química
Para arribar a una apreciación integral y profunda de la reactividad química hay que asesorarse sobre sus principios básicos y fundamentos. Se requieren, en concreto, saberes focalizados en cinética química, una especialidad de la fisicoquímica que estudia la velocidad de reacción y los diferentes factores que afectan a cada proceso.
Suma, asimismo, posar la mirada en la termodinámica química y, en particular, comprender la utilidad y los rasgos distintivos de la entalpía, la energía de Gibbs, la entropía y la energía interna.
El equilibrio químico, según se deduce de la teoría, también es relevante en el abordaje de la reactividad química. Se identifica con dicha expresión al estado en el cual la concentración o actividad química que involucra a reactivos y productos no muestra variación neta alguna. De forma complementaria es conveniente aprender acerca del equilibrio dinámico, la ley de acción de masas y la constante de equilibrio, entre otras cuestiones.

Estimar la reactividad química es clave en materia de seguridad y precisión ya que es fundamental adoptar medidas preventivas frente a la posibilidad de riesgos químicos.
Tipos de reacción química
Así como es provechoso tener presente que la velocidad de reacción se ve afectada por factores como la presión, la concentración y la temperatura, también es sumamente útil incorporar datos referidos a los tipos de reacción y reactividad química.
En líneas generales se distingue, en este último caso, entre reactividad orgánica y reactividad inorgánica, teniendo cada modalidad características propias.
Los expertos en química inorgánica, por su parte, se ocupan de analizar la reacción química de un compuesto inorgánico a partir de dos posibilidades: reacciones redox y reacciones de neutralización o de ácido-base. En química orgánica, en cambio, se trabaja con alcoholes, cetonas y aldehídos, entre otros compuestos, que se clasifican de acuerdo a un grupo funcional.
Es interesante tener en cuenta que existen varios tipos de reacciones, los cuales salen a la luz de acuerdo a qué parámetros se examinen en cada ocasión. Considerando la estructura, por señalar una opción, ganan notoriedad las reacciones de descomposición (que pueden ser por descomposición simple o mediante un reactivo); las reacciones de sustitución (también conocidas como de desplazamiento); las reacciones de doble sustitución y las reacciones de síntesis o de combinación.
Cuando en el análisis está en juego el intercambio de una partícula, por añadir otras precisiones, se destacan las reacciones de oxidación-reducción y las reacciones ácido-base. Por último, en función de qué clase de energía se intercambia surgen las reacciones que enumeraremos a continuación. Si se trata de calor, entonces las reacciones pueden ser endotérmicas o exotérmicas; de la energía eléctrica se desprenden las reacciones exoeléctricas y endoeléctricas y si el intercambio se da en forma de luz, las reacciones exoluminosas y endoluminosas son las que tienen lugar.

La reactividad química es un dato determinante para conocer la tendencia de un cierto elemento químico para combinarse con otros.
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El grado de sustituciones isomórficas que se observa en las apatitas, por describir un caso para tomar de ejemplo, es concluyente para la reactividad química de una roca fosfórica. Desde una perspectiva termodinámica, la reactividad debiera incrementarse al reemplazar en la estructura de apatitas los carbonatos por fosfatos.
Las interacciones estéricas y electrostáticas, en tanto, gobiernan tanto la estructura como la reactividad química de los denominados órgano-lantánidos, mientras que a través del análisis del compuesto químico conocido como hexafluoroplatinato de xenón (que se produce a raíz de una reacción química que involucra al xenón y al hexafluoruro de platino) se advierte que en los gases nobles la reactividad química no es nula aunque sí es baja.